Un papelón


Postureo puro y duro, porque no es lo mismo ser capataz que ir de capataz

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Costaleros del Resucitado./Foto: Luis A. Navarro

Un papelón

Ser el jefe de una tribu siempre es complicado. Pero cuando en la tribu hay algún caníbal es el más difícil todavía. En una tribu cofrade hay dos aspirantes a jefe, el problema es que a uno lo manejan y al otro, si gana, le queda por arreglar el desaguisado que le han dejado. Un papelón en ambos casos.

A la calle

Cuando al jefe se le lleva la contraria lo normal es que te eche. Lo que no es tan cotidiano es que sin llevársela, porque es magnánimo, se cepille a tres o cuatro de su administración. Te dan a elegir entre la mano y el brazo y prefieres quedarte con el cuerpo intacto y sin cargo, pero sano.

Van de capataces

Hay organizaciones unipersonales, que parecen aquellos juzgados de instrucción donde el juez se lo guisa y se lo come, eso sí, con la ayuda del secretario, el auxiliar y el agente judicial. Con algunos capataces pasa lo mismo. Se lo guisan, se lo comen, lo bailan en una aldea marismeña y su pequeño séquito posa como si estuvieran en Miami o de una saga sevillana se tratara. Postureo puro y duro, porque no es lo mismo ser capataz que ir de capataz.