Un papelón
Ser el jefe de una tribu siempre es complicado. Pero cuando en la tribu hay algún caníbal es el más difícil todavía. En una tribu cofrade hay dos aspirantes a jefe, el problema es que a uno lo manejan y al otro, si gana, le queda por arreglar el desaguisado que le han dejado. Un papelón en ambos casos.
A la calle
Cuando al jefe se le lleva la contraria lo normal es que te eche. Lo que no es tan cotidiano es que sin llevársela, porque es magnánimo, se cepille a tres o cuatro de su administración. Te dan a elegir entre la mano y el brazo y prefieres quedarte con el cuerpo intacto y sin cargo, pero sano.
Van de capataces
Hay organizaciones unipersonales, que parecen aquellos juzgados de instrucción donde el juez se lo guisa y se lo come, eso sí, con la ayuda del secretario, el auxiliar y el agente judicial. Con algunos capataces pasa lo mismo. Se lo guisan, se lo comen, lo bailan en una aldea marismeña y su pequeño séquito posa como si estuvieran en Miami o de una saga sevillana se tratara. Postureo puro y duro, porque no es lo mismo ser capataz que ir de capataz.