Sálvese quien pueda


¿Realmente les importa su proyecto? ¿De verdad creen en lo que proponen? Las preguntas son retóricas, pues la respuesta es evidente: NO, sólo piensan en sí mismos y en no perder su estatus

La convulsión política sufrida con el tsunami provocado por Ciudadanos con su moción de censura en Murcia, de la que su promotora ha salido escaldada, hasta el punto de que se atisba su desaparición de la escena política, con sus representantes en desbandada, lo que también hace suponer que lo están sus votantes, está llevando sus consecuencias a otras comunidades autónomas y, casi con toda seguridad, al mismo gobierno de la nación.

Si bien son muchas las aristas que pueden llevar a debate con todo lo que está acaeciendo, me gustaría reflexionar sobre dos de ellas: la poca o nula confianza que algunos tienen de sí mismos y de sus proyectos, y de la incontinencia verbal de la extrema izquierda.

Tras el movimiento en Madrid de Díaz-Ayuso convocando elecciones autonómicas, todos los partidos han tenido que poner sus maquinarias en marcha para buscar sus candidatos y preparar la campaña electoral. El primero de ellos lo hizo quien era (¿es?) vicepresidente del gobierno, el Sr. Iglesias, el macho alfa de ese partido que se quiere definir y abanderar un trasnochado feminismo, pero que no duda en pisotear a su cabeza de lista en Madrid para ponerse él.

Parece que el Sr. Iglesias se considera el salvador de la extrema izquierda, único capaz de sostener a Podemos en Madrid y baja de la arena política nacional a la de la Comunidad de Madrid para enfrentarse a quien desde su gobierno (ese al que todavía pertenece) se ha perseguido, criticado y obstaculizado en todo momento para desarrollar su política de lucha contra la pandemia y sus consecuencia económicas, la que a pesar de todo ello ha conseguido que Europa la reconozca como la mejor desarrollada.

De otro lado, el partido en desbandada que cogobernaba Madrid, con un vicepresidente que más que un colaborador en el gobierno de dicha comunidad era un torpedo infiltrado en la línea de flotación, que aprovechaba cualquier momento para atacar a su presidenta, se encuentra que es castigado con tener que abandonar su sueño de encabezar la lista de su partido para la presidencia de Madrid y se busca a un nuevo candidato, más afín a la dirección del partido, el Sr. Bal, quien en estos momentos es el portavoz del grupo parlamentario de Ciudadanos en el Congreso.

Pues bien, ambos, el Sr. Iglesias y el Sr. Bal, anuncian su candidatura pero no renuncian a sus puestos en el Congreso de los Diputados, incluso el primero utiliza su despacho público de vicepresidente para hacer su anuncio y su campaña electoral.

Quienes criticaban a Illa por permanecer como ministro de Sanidad mientras anunciaba su candidatura a la Generalitat, ahora, sin ningún pudor, hacen lo mismo y les parece de lo más correcto.

Pero aún son más cobardes, y demuestran que no creen ni en sus propios proyectos, porque ambos, Sr. Iglesias y Sr. Bal, han decidido que no van a renunciar a su escaño en el Congreso de los Diputados, para volver a él en caso de no ganar las elecciones.

¿Realmente les importa su proyecto? ¿De verdad creen en lo que proponen? Las preguntas son retóricas, pues la respuesta es evidente: NO, sólo piensan en sí mismos y en no perder su estatus. Desgraciadamente, en este país, llevamos un tiempo que toda decisión se toma con la calculadora electoral en la mano, buscando sólo el voto y no el bien público. Sólo se buscan escaños y puestos para repartir pagando favores y comprando voluntades.

Es verdad que toda generalización es injusta, pues sí que hay políticos que creen en lo que hacen y trabajan para ello, pero pasa como con las noticias, sólo tienen interés las malas y aquellos pasan desapercibidos.

La otra cuestión es esa incontinencia verbal de esa extrema izquierda, revolucionaria y violenta, que con decir al principio de su exposición que hay que luchar contra la derecha y la extrema derecha ya quedan habilitados para soltar una diarrea de insultos e improperios que, amparados en una exagerada libertad de expresión, generan violencia y enfrentamiento, que es lo que realmente quieren, les gusta y buscan.

Es inadmisible el lenguaje del líder de Podemos tratando a toda la derecha como criminales y acusando de delincuente, que con su bola de cristal ya envía a prisión, a quién no se le conoce el más mínimo desliz. Qué cierto lo de la paja en el ojo ajeno, pues al Sr. Iglesias, se le olvida que quien está siendo investigado en los Tribunales es él y otros muchos miembros de su partido. Esa extrema izquierda que quiere presumir de honesta no necesitó siquiera llegar al poder para corromperse, ya venía corrompida desde su fundación, pero para ellos no hay mejor defensa que un buen ataque y lo único que buscan es el enfrentamiento.

No, no todo vale, para mantenerse en el poder. Si crees en tu proyecto juégatela por él, no pidas que confíen en ti cuando ni siquiera tu confías y, por favor, tomen astringentes bucales para dejar de enfrentar, violentar y extremar posturas. Toda ideología ha de ser respeta, incluso la de la extrema izquierda, pero no se defienda desde el odio y la violencia.