Esta semana ha dimitido un nuevo concejal del Ayuntamiento de Córdoba, pero, a pesar de la evidencia de que debía marcharse sin demora una vez conocidos los hechos (lo debía haber hecho sin que siquiera salieran a la luz pública) le ha costado tomar la decisión. Vamos, de hecho no la tomado él, ni sus superiores en Córdoba; ha tenido que ser la dirección regional del partido quien dijera que nada de retrasos y a la calle. Sí, me estoy refiriendo a Juan Alcántara, quien debe tener unas de las conciencias más livianas del planeta.
No me sorprende a estas alturas que cualquier político cazado en actitud reprobable intente, incluso desesperadamente, negar las acusaciones y buscar una explicación. Lo hacen todos o casi todos, si no ahí tenemos a nuestra exalcaldesa, Isabel Ambrosio, que sigue pensando que para ella la ley es diferente y si hace un “zuncho” sin permiso es diferente a cuando la hace cualquier ciudadano y no tiene responsabilidad ni transcendencia alguna, cuando lo que se supone es que debería dar ejemplo.
Para los que aún no conozcan las causas que han llevado a la dimisión (más bien cese por su dirección de partido) las resumo: El Sr. Alcántara se encuentra poco más de cien euros en un cajero, que debían habérsele extraviado a su dueño, y en un “ejemplo” de gallardía y honestidad decide apropiárselos. Ni se le ocurre pasar por la oficina del Banco a advertir la situación y entregarlo para que pudiera ser recogido por su dueño. Imagino que diría que para que se lo quedase el Banco se lo quedaba él que defiende al proletario y no a los ricos que llevan su dinero al Banco.
Como quiera que el Sr. Alcántara es cazado y llevado a los tribunales se le condena a pagar una multa y se le olvida que tiene que cumplir, por lo que acaba siendo detenido. Qué poca memoria tienen para lo reciente y cómo les gusta rememorar, y si es posible, reescribir la de hace muchos años.
Pues bien, cuando ya su dirección política le dice que hasta ahí llegó la cosa, obligado, dimite, pero nos dice que tiene la conciencia muy tranquila.
Pues ahora sí que con su dimisión me quedo mucho más tranquilo, porque si su conciencia no le afea lo que ha hecho y no siente vergüenza (y de la grande) por ello, sí que su sitio no debió estar nunca en un cargo de servicio público.
Pero parece que esa acomodada conciencia, fácil de engañar, es algo común en Podemos, empezando por quien ha sido su líder hasta hace unos días (Por cierto, gracias Isabel Ayuso por contribuir a su salida de la política), y sus adláteres.
Por ahí nos dejan sus Neuronas, sus Niñeras, su uso fraudulento de la Caja de Solidaridad del Partido, sus desvíos de fondos a plataformas afines, los aumentos de sueldos a dirigentes, y, en general, su abuso del cargo para beneficio particular quien decía que venía a la política a luchar contra la casta y la corrupción y que sin embargo ha batido el record en el menor tiempo conocido, digno de entrar en el Libro Guinness.
Y tras el fiasco, tras haber intentando (y lo seguirá haciendo) introducir la violencia física en la política con un mensaje cargado de odio, que de morderse la lengua se envenenaría, dice que se marcha de política y que deja todos los cargos, pero, por supuesto no deja las prebendas que tanto criticó y no sigue el ejemplo de aquél a quien expulsó de la Moncloa con la moción de censura pactada con su amigo Pedro Sánchez, renunciando a su pensión, de tan sólo 5.316 euros al mes que le espera durante el mismo tiempo que ejerció su cargo, que ya es un decir (del 13 de enero de 2020 al 31 de marzo de 2021). Por tanto, tiene asegurado el pago de la hipoteca de su casoplón de Galapagar durante un año dos meses y dieciocho días, por lo que a diferencia de los miles de trabajadores a los que ha defraudado y abandonado en su etapa en el gobierno él sí que seguirá viviendo a cuerpo de rey (aunque le moleste Su Majestad).
Como decía en el caso de Juan Alcántara, qué poca memoria tienen para lo reciente, donde ya no se acuerdan de lo que decían hace cuatro días, pero qué presente tienen aquello que los españoles ya han superado en un ejercicio de democracia digno de ser copiado por el resto del mundo.
Por eso me parece una gran noticia que gente como ésta, digna de pertenecer al reino de las cloacas cuál roedores (me niego a nombrar al ex vicepresidente como rata por respeto a aquellas) se vayan yendo por las alcantarillas, pues sólo producen desazón en los ciudadanos y hacen mucho daño a todos esos servidores públicos que de verdad sienten y trabajan por el bien público.