Urbanismo e inmigración


Creo que VOX yerra el tiro y no le hace ningún favor a su imagen esta postura antihumanitaria, que, además, conlleva un daño colateral a muchas empresas

Manuel Gavira, portavoz de Vox en el Parlamento andaluz./Foto: Vox
Manuel Gavira, portavoz de Vox en el Parlamento andaluz./Foto: Vox
Manuel Gavira, portavoz de Vox en el Parlamento andaluz / Foto: VOX

Y dirán Vds., con toda la razón, qué tienen que ver el urbanismo y la inmigración. Eso digo yo también, aunque seguro que habrá alguien que encuentre algún nexo entre ambas cuestiones, pero esta semana hemos visto cómo para un partido político debe existir una clara e importante conexión cuando han rechazado de plano la tramitación de la nueva ley urbanística para Andalucía que pretendía venir a sustituir a una farragosa, compleja, inadecuada a los tiempos, llena de trabas y obsoleta, entre otros muchos calificativos, legislación urbanística andaluza de los ancestrales tiempos de gobierno socialista por allá del comienzo del presente siglo.

¿Que existe un gravísimo problema migratorio? Sin duda.

¿Que es necesario dar solución a ese problema migratorio? Sin duda también.

¿Que es urgente encontrar las bases para una solución a la migración en España y en Europa en General? Completamente necesario.

Pero, ante todo, no se puede olvidar que a diferencia de otros también muy graves problemas de la sociedad actual, el tema de la migración afecta de lleno y en toda su extensión a personas, a seres humanos como diría algún político, que, además, por regla general, son de los más necesitados, más pobres y con menos posibilidades de subsistir en todos los ámbitos de la vida.

Pensemos, poniéndonos en su lugar, en cómo ha de sentirse una persona para abandonar, sin más equipaje que lo puesto (que a veces es nada o casi nada) su familia y su tierra, con la única intención de poder sobrevivir a la miseria y, en muchos casos, salvar la vida ante gobernantes tiranos.

No me cabe duda de que el problema es complejo, muy complejo y que los responsables políticos, de todo nivel, se limitan a poner paños calientes y no afrontan el problema en origen.

Tampoco me cabe duda, que dentro de esa complejidad del problema, en los países receptores de emigrantes, cuando dicha migración es ilegal y descontrolada, también se genera un problema social, por la dificultad de adaptación al nuevo mundo al que se llega y, en ciertas ocasiones, quizás más de las deseadas o admisibles, provoca un grave conflicto, pues los lugareños, aún en una situación incomparablemente mejor, también tienen y pasan graves dificultades y sienten un agravio comparativo con el trato que recibe los inmigrantes y las penurias que también padecen.

En resumen, el problema da la migración, como decía, es un grave y difícil puzle para resolver por la sociedad actual, por eso no alcanzo a comprender cómo se puede hacer política partidista y buscar rédito electoral, utilizando a estas pobres, humildes, desfavorecidas y abandonadas personas.

Efectivamente, no comprendo como VOX es capaz de utilizar a personas, y más en concreto a menores que han huido de su tierra y abandonado a su familia, para provocar un ataque al gobierno de la Junta de Andalucía, votando junto con la izquierda más opuesta a su pensamiento e ideología, respecto de una ley que nada tiene que ver con la inmigración, poniendo como excusa el haberle exigido al gobierno de Juanma Moreno que no se recibieran en Andalucía a trece, sí trece, menores de los 200 que antes de la crisis con Marruecos (eso es otra historia) se encontraban en Ceuta y no se podían devolver a sus países, porque nuestras leyes y razones humanitarias lo impiden.

¿De verdad que se piensa que con votar en contra de la tramitación de la nueva Ley Urbanística Andaluza se está luchando contra la inmigración ilegal?

¿De verdad que hay una explicación para retirar el apoyo al gobierno andaluz porque se acojan a 13 menores inmigrantes cuando en Madrid se acogen a 20 del mismo grupo y se mantiene el apoyo a la formación del gobierno de Ayuso?

Creo que VOX yerra el tiro y no le hace ningún favor a su imagen esta postura antihumanitaria, que, además, conlleva un daño colateral a muchas empresas que esperaban como agua de mayo una nueva regulación urbanística en Andalucía.

Pero aún más me sorprende que algunos dirigentes de VOX, de los que me consta su compromiso social y, especialmente, con los más pobres y necesitados, con firmes y profundas convicciones cristianas y en valores humanos, se hayan prestado a este juego. Desde la más humilde opinión, creo que es momento de reconocer el error, no perseverar en él, no mantenerse en el sostenella y no enmendalla, se pida perdón y se trabaje, de verdad, en el problema, gravísimo problema, y no se mezclen churras con merinas con un único propósito partidista y electoralista que en nada es acorde con una idea cristiana del respeto al ser humano.