Cuando se tiene la piel fina


Resulta curioso lo fina que tienen la piel para los actos que se dirigen hacia estos ministros y su presidente

El pasado día 3 de octubre, dentro de los actos que la Guardia Civil lleva a cabo en torno a la fiesta de su Patrona, la Virgen del Pilar, se celebró en Córdoba el acto en conmemoración de dicho día a nivel nacional, que fue presidido por el Ministro Grande Marlaska, quien a su llegada fue recibido por el público asistente con pitos y abucheos, que se repitieron a lo largo de su intervención.

En ese momento Grande Marlaska quiso quitarle importancia al hecho, manifestando que había sido “la pequeña anécdota del día”, pero en realidad le había molestado sobremanera recibir aquella pitada y su gabinete, pocas horas después, remitió una fuerte queja a la Dirección General de la Guardia Civil y advirtió que no volvería a participar en actos de tipo policial que se desarrollen en la vía pública y con público civil.

Días más tarde, concretamente el 12 de octubre en la parada militar celebrada en Madrid como acto central del Día de la Hispanidad, presidido por Su Majestad Felipe VI, se repitió la escena. Esta vez con Pedro Sánchez como protagonista y eso que, quizás sabedor de lo que le esperaba, retrasó todo lo que pudo su llegada al acto haciéndola casi coincidir con la del Rey.

En esta ocasión fue la ministra de defensa, Margarita Robles, quien de forma instantánea salió a los medios para criticar el hecho de los pitos y abucheos al presidente, diciendo que tales expresiones de la ciudadanía eran de cobardes y de falta de respeto a España y las Fuerzas Armadas.

Resulta curioso lo fina que tienen la piel para los actos que se dirigen hacia estos ministros y su presidente y la manga tan ancha que tienen cuando esa falta de respeto la comenten ellos mismos y, además, en el mismo acto.

Es de absoluta vergüenza que Margarita Robles se sintiera tan ofendida por que se pitara a Pedro Sánchez, no al Ejercito ni al Rey que fueron ampliamente aplaudidos y aclamados, y sin embargo no le pareciera ofensivo que compañeros suyos del gobierno, sin ninguna excusa válida, no asistieran al acto presidido por el Rey, pues no se escuchó ningún reproche de la Sra. Robles al ministro de consumo (¿existe?) Alberto Garzón y el de Universidades (otro que tal baila) Manuel Castells, quienes no se dignaron a estar presentes para, como reclamaba la ministra de defensa reconocer la labor del Ejército y el respeto al Rey como el máximo representante de España.

Tampoco se le vio criticar esta falta de respeto a otros políticos que no asistieron al acto, como los presidentes de Cataluña, Pere Aragonés, o de Euskadi, Iñigo Urkullu, pero claro, aquí hay otra vara de medir porque son los que la sostienen en el ministerio, con el apoyo de estos independentistas, enemigos de España.

Pero no es sólo la incongruencia en la justificación de no saber encajar las críticas la que demuestra su incapacidad para aceptar el desacuerdo con su actuación, sino que lo vienen demostrando a lo largo de los tiempos.

Vehículo de Aznar en el atentado que sufrió / Foto: LVC

¿Dónde estaban éstos que ahora se rasgan las vestiduras por los pitos a Sánchez cuando se abucheaba a José María Aznar o a Mariano Rajoy, en alguna que otra Universidad? Le recuerdo a la Sra. Robles que tanto Aznar como Rajoy eran también presidentes del gobierno y nunca le escuche decir ni pío al respecto ¿Dónde están estos ofendidos de pacotilla cuando se pita al Rey y al Himno de España en una final deportiva? ¿Aquí no se falta el respeto a España? ¿Dónde los escuchamos protestar con los escraches a los políticos de signo contrario? Eso sí, si se dirigen contra ellos ya no son “jarabe democrático” sino amenazas y coacciones.

Rajoy, golpeado

Vamos que o son más congruentes con sus criterios sobre las ofensas o que ya vayan llorados de casa cuando tengan que mostrarse ante un público que no tenga porqué comulgar con sus actuaciones.