Reciprocidad o Justicia


El hospital le giró la factura, nada más y nada menos que más de 80.000 €, por menos de 24 horas en el centro hospitalario

Posiblemente hoy se pueda entender que mi reflexión es políticamente incorrecta, pero nada más lejos de la realidad y de mi intención. Sólo quiero denunciar algo que me parece injusto, además de inhumano y de falta de profesionalidad.

Hace unos días, unos buenos amigos sufrieron una desgracia estando fuera de nuestro país. Habían viajado a México, a visitar a su hijo, que allí había emigrado para desarrollar su labor profesional, (eso es otro tema también interesante, de cómo nuestros hijos tienen que abandonar España para cumplir sus sueños de trabajar en lo que han estudiado y es su vocación) y el padre sufrió un aneurisma aórtico abdominal, que no pudo superar y falleció allí.

Hasta aquí nada más que la mala suerte y esas cosas inesperadas que nos depara la vida y que nos vuelve a la realidad de que no somos nada, o poca cosa. Lo injusto, y lo que me hace revelarme en estas líneas, es lo sufrido en esas tierras, que se dicen hermanas.

 Nada más sufrir el accidente cardiovascular, trasladaron a mi amigo a un hospital, como no podía ser de otra forma, y lo primero que hicieron en dicho hospital, para atenderlo y meterlo en quirófano para intentar salvarle la vida, fue pedirles 10.000 €, sin los cuales, ni lo iban a mirar ¿Dónde está ese juramento hipocrático en los hospitales de México?

Lógicamente, la familia buscó el dinero que hacía falta para atender a su padre y pudo pasar al quirófano y ser intervenido, pero, por desgracia, tras unas horas en la U.C.I. falleció y aquí nació un nuevo calvario, pues el hospital le giró la factura, nada más y nada menos que más de 80.000 €, por menos de 24 horas en el centro, amén de las facturas de médicos, ATS, etc. que le reclamaban más de 30.000 €.

Cierto que mis amigos viajaban supuestamente asegurados con una compañía privada española, pero claro, luego está esa letra pequeña, y sólo le cubrían una mínima parte de los gastos hospitalarios.

Si lo anterior ya no era suficiente, lo peor vino después, cuando, con su familiar fallecido, tras pasarle la factura les dijeron que no le entregaban el cuerpo si no la abonaban, cual taller de reparación usando del derecho de retención sobre el vehículo reparado.

Claro ejemplo de la corrupción que atesora dicho país. No sé cómo el Sr. López Obrador se puede poner tan digno exigiendo a España perdón por hechos ocurridos hace más de 500 años (muy discutibles por cierto) y se queda tan pancho admitiendo estas situaciones en el país que gobierna. Quizás sería mejor que barriera y limpiara en su casa, antes de mirar hacia fuera.

No obstante, lo que no dejaría de ser una desgracia familiar, genera en mí una reacción extraña cuando lo comparo con lo que ocurriría en España, a la inversa.

Parece ser que no existe ningún tratado de reciprocidad sanitaria entre España y México, pero estoy completamente seguro de que en el caso de haber sido al revés, si un mexicano hubiese sufrido cualquier situación grave en España, lo primero hubiese sido atenderle, intentar salvarle la vida, haber tratado humanamente a la familia tras el desenlace y, posiblemente, se hubiese mandado la factura, como tantas otras, al cajón del olvido.

No, no pido que no se haga así, pero sí pienso que, si no hay tratado de reciprocidad, el Estado debe buscar la manera de compensar a sus ciudadanos cuando están fuera de esa cobertura, pues me parece de todo punto injusto que atendamos, sin mirar a quién, y que nosotros quedemos abandonados a nuestra suerte, por lo que no me queda más que pedir reciprocidad o justicia: si el Estado no consigue acuerdos de reciprocidad y está dispuesto a tratar al de afuera como al de adentro, que menos que tengamos la certeza que en esos casos se nos tratará igual por nuestro propio Estado.