Es hermoso pasear sobre el silencio y las hojas,
y que la nada caiga de las acacias secas,
que la luz sea tenue como el ojo de un pájaro
y una pupila clara nos mire desde lejos.
Hay niebla en las ventanas de las casas tardías
y añoranza de lumbre en todas sus estancias;
pero el otoño llama al andar despacioso
y a cruzar las cañadas de apretadas junqueras.
Entre el viento y el cielo los bandos de estorninos
dibujan nubes negras hacia las alamedas,
y un hombre mira al suelo, sus pasos en la hierba,
y algo que no distingue le aflige la conciencia.
…Entre la nada y el silencio sólo hojas secas,
y los pasos de alguien perdidos en el tiempo.