Bueno pues ya está aquí… mi predicción se ha cumplido, el tiempo y los hechos me han dado la razón. “Habemus” Ministerio de la Verdad.
No hay nada más deleznable que un gobierno pretenda controlar a los medios de comunicación. La libertad de prensa es uno de los pilares de nuestra democracia. Sin embargo, periodistas y medios están desde hace meses apagados y pagados, que no lo es mismo. Los medios que no son sufragados por el gobierno por medio de subvenciones o publicidad, estarán bajo la “redonda” lupa de los censores gubernamentales. Lo curioso, como ya dije en una ocasión, es que nos quieren vender que lo hacen por nuestro bien, todo por nuestro bien.
Y es que este ministerio tiene poco de verdad, como la novela de Orwell, es todo lo contrario, ya que es esta institución la que se dedica a gestionar y a crear la verdad. Todo se puede reinventar desde el lenguaje a la historia con tal de que el sumo líder nunca salga perjudicado. No hay imágenes de nuestro presidente en hospitales ni entierros, ni de nuestro “enmoñado” vicepresidente visitando las tan castigadas residencias de ancianos, no olvidemos que es competencia suya… aquí todo es alegría en la casa del pobre.
Soy muy reiterativo con este tema, lo sé, pero me preocupa que, cuando lo que nos gobierna es un aparato de propaganda, nadie quede libre de ver la magnificencia y grandeza de nuestros dirigentes, impolutos e indemnes, ante cualquier hecho luctuoso. Es todo como un continuo anuncio de colonia, en el que todo es perfecto gracias al aroma embotellada.
A todo esto podemos añadir la reforma de la “Ley audiovisual”, modificada por Real Decreto-ley 14/2019 de 31 de octubre, con la que el gobierno puede cerrar las páginas webs o redes que considere impropias sin necesidad de intervención judicial, o el continuo bloqueo de cuentas de Twitter o Facebook por opiniones contrarias al régimen, y nadie dice nada.
Pero soy optimista, cualquier día creo que el tapabocas dejará de tapar bocas y serán muchos los que, tras abrir los ojos, vean tras la mediática cortina la verdad de una situación que parece haber venido para quedarse pero que, sin duda, tiene final.
“No agradecido te busco:
pues no debes, bien mirado,
estimar lo que yo nunca
juzgué que fuera a tus manos.
En tu libertad te pongo,
si quisieres censurarlos;
pues de que, al cabo, te estás
en ella, estoy muy al cabo.
No hay cosa más libre que
el entendimiento humano;
pues lo que Dios no violenta,
¿por qué yo he de violentarlo?”
de Sor Juana Inés de la Cruz