En el Patio de Los Naranjos


Ya, en el siglo III de nuestra era Osio no sólo ocupaba la sede episcopal, sino que era consejero del emperador Constantino

Mezquita catedral
Excavación en el Patio de los Naranjos. /Foto: LVC
Excavación en el Patio de los Naranjos. /Foto: Jesús Caparrós

Tras el reciente hallazgo de un palacio episcopal en el Patio de los Naranjos creo que hay más de una boca callada. La transparencia con la que se han realizado las excavaciones y la minuciosidad con la que se ha ido informando, han contribuido a este acallamiento.  Hasta la saciedad nos han machacado con el islamismo de la mezquita catedral de Córdoba, y el derecho a su uso por parte de los seguidores del profeta obviando los antecedentes cristianos sobre los que se erigió la majestuosa mezquita cordobesa. Sin embargo, se sabía que había una edificación anterior, aunque no su magnitud.

Este conjunto cristiano sirvió de base para una posterior construcción, cosa muy normal en la época pues cada civilización conquistadora aprovechaba edificios y materiales para erigir una nueva edificación. Ahí está la historia, ése es el hecho.

Es curioso, porque parece olvidarse con demasiada e interesada frecuencia la época preislámica; sin embargo, Córdoba aparece como una importante urbe desde los primeros momentos de su fundación allá por el siglo II antes de Cristo. Creo que es de justicia reconocer a Claudio Marcelo su mérito, porque parece que antes de la llegada de los omeyas no existía nada en esta villa.

Ya, en el siglo III de nuestra era, Osio, no sólo ocupaba la sede episcopal, sino que era consejero del emperador Constantino, por lo tanto, parece que no es casualidad que se promulgara el edicto de Milán al poco tiempo. Pero de esta época no sólo es el obispo el único personaje relevante. Es un período de persecuciones, que sufrió el mismo Osio, y que sufren en sus carnes, nunca mejor dicho, hijos de esta ciudad como Acisclo, Victoria, Zoilo, Fausto, Genaro y Marcial, mártires en y por Cristo cruelmente atormentados y ejecutados en la infame persecución de Diocleciano.

Córdoba siempre se destacó por su defensa del cristianismo, incluso en la época visigoda fue defensora de la fe frente a un descollante arrianismo. y son muchos los templos cristianos erigidos en los siglos VI y VII honrando a santos y mártires locales, pero eso es otra historia.

 

“Incluso el pasado puede modificarse; los historiadores no paran de demostrarlo.”

Jean Paul Sartre