Ahora es tarde, señora.


Los comerciantes de la zona estamos absolutamente hastiados de la situación calamitosa que venimos sufriendo desde hace años

Por si no conocen la noticia les informo a ustedes de que nuestro querido ayuntamiento ha permitido/amparado la implantación de un mercadillo en el bulevar de Gran Capitán. Así leída, la cosa puede pasar desapercibida en el maremágnum diario de información local, pero, créanme, tiene más enjundia de lo que pueda parecer.

Hasta donde alcanza mi escaso pero leal saber y entender, la venta ambulante estaba prevista para cubrir el déficit de oferta comercial en zonas concretas y para productos concretos. Es decir, un mercadillo tiene sentido si se instala, pongamos por caso, en una barriada aislada en la cual no existe un comercio arraigado a fin de evitar a los vecinos el tener que desplazarse fuera de su entorno para abastecerse. Me temo que no es el caso del Bulevar de Gran Capitán en el centro de Córdoba. ¿Entonces, porque lo autoriza el ayuntamiento? ¿señor Torrico? ¿qué sentido tiene hurgar con el dedo en la herida de los (ya pocos) tenderos que quedamos en la zona? ¿cuál es el objetivo de esta política? ¿en qué beneficia esto a la ciudad? Y es que Córdoba, lo hemos comentado en anteriores ocasiones, es desde hace años la Meca de la venta ambulante en todo nuestro entorno (no solo el andaluz).

Acabo de dar una vuelta por el mercadillo en cuestión (Mercado de la Primavera, le han puesto) y he podido comprobar que los artículos allí a la venta no difieren en nada con la oferta del comercio establecido en la zona. Desde un vestido hasta un queso y desde un juego de ajedrez hasta un morcilla patatera ibérica. Para que no se diga, yo mismo he comprado unas pistolas de juguete para mis nenes y un juego de tres en raya hecho en madera. En ninguno de los dos puestos me han dado tique, cosa curiosa.

Los comerciantes de la zona estamos absolutamente hastiados de la situación calamitosa que venimos sufriendo desde hace años y esta es la gota que colma el vaso. Si el ayuntamiento popular no ha hecho nada por mejorar el comercio en el centro, al menos podría no entorpecerlo aún más (¿qué hay del prometido aparcamiento que se iba a proyectar?). Entiendo que el concejal de comercio, Sr. Álvarez, debería dimitir llegados a este punto, pero… ¿y el señor alcalde? Él es el último responsable y a quien deberíamos pedir cuentas. Pero, la verdad, escribir sobre la tremenda decepción que ha supuesto el tándem PP-Cs en Córdoba me resulta ya redundante.

No quiero poner el foco ahora en nuestros políticos, si no en nosotros mismos, los comerciantes. Somos nosotros los responsables últimos de esta debacle. Estas cosas no suceden de un día para otro, ni de un año para otro. El desmantelamiento del tejido pequeño-empresarial cordobés se viene cociendo desde hace décadas y nosotros no hemos sabido hacerle frente. Hubiera sido necesaria una estrategia firme y detallada, un norte al que mirar y al que hacer mirar a la Administración. Nuestra obligación debió haber sido transmitir nuestras inquietudes y nuestro proyecto para el futuro. Debimos haber fijado límites claros y haber mantenido un diálogo constante y exigente. Exactamente lo que no hemos hecho. Me maravilla contemplar la actitud pasiva de algún grupo (como Iluminando Juntos) que dicen representar al comercio, pero que se limitan a “dinamizar” el centro. Ya me explicaran lo que es eso. Yo, personalmente, estoy harto de pegatinas, de carteles y de macetitas. Eso no sirve para nada. Bueno, sí, sirve para que los políticos hagan ver que hacen algo. Y la culpa es nuestra. Yo pido desde aquí a Pedro Jiménez, que es quien está al frente de IJ, que salga a la palestra a luchar por el comercio en esta ocasión, porque si no sale ahora quizá ya no haya más oportunidades. Sí lo ha hecho Comercio Córdoba, lo cual agradezco sinceramente a sus directivos, Rafael Bados y Manolo Blasco.

Al final ha salido el alcalde a pedir disculpas y a proponernos “medidas alternativas”. Pues usted perdone, pero no creo que debamos aceptar nada “alternativo”. Si se han equivocado, se tira para atrás y asunto acabado. En esto como otras muchas cosas.

Como decía el otro día un compañero: “yo también quiero que me pongan un puestecillo, ¿para qué seguir pagando el alquiler, la hipoteca, el IBI, la electricidad o el saneamiento?” Y es que me temo que ahora ya sea tarde, señora. Mejor sería  que nos pusieran un puesto a cada uno de los pocos que quedamos.

Quieran a la gente de su alrededor y les irá mejor. Besos.