Para Elisa


Queda su estela y su ejemplo, y a ellos nos aferraremos todos los que pensamos que el bien común es la antesala del bien particular, y no al revés

Hay personas que dejan huella de su paso por este mundo. Es el caso de la buena de Elisa. Fue una comerciante y trabajadora incansable, que desarrolló con honestidad y profesionalidad siempre su labor. Desde su tienda de la calle Sevilla, se afanó en pelear siempre por el asociacionismo del comercio desde una perspectiva lúcida y leal para con sus compañeros.

A pesar de que, en los últimos tiempos, la salud le dejaba poco margen, siguió siempre en contacto con las personas que, como ella, luchaban por mejorar la situación de un sector tan maltratado como el nuestro. No faltaba una palabra de ánimo o una sabia sentencia para orientar cualquier conversación, de estas que se hacen eternas, cuando divagamos sobre nuestro maltrecho futuro.

Queda su estela y su ejemplo, y a ellos nos aferraremos todos los que pensamos que el bien común es la antesala del bien particular, y no al revés. Ojalá aprendieran algo de ella muchos de los que están a la cabeza de nuestra representación. De su fuerza incansable y de su visión de futuro.

Para Emilia, su leal trabajadora, para su hijo, y para todos aquellos que compartían con ella el día a día, desde aquí mis condolencias. La recordaremos como una persona buena y recta, que siempre tuvo claro que los políticos están para servirnos, y que hay que enfrentarse a ellos para hacerles saber nuestra posición. Que de nada sirve el compadreo ni el llevarse bien con ellos, porque, de esta manera, acaban saliéndose por la tangente.

Que tomen ejemplo de ella aquellos que se erigen en adalides del comercio pero que se limitan a pasar la mano por el lomo de los que mandan. La prueba de que esa política está equivocada, es la situación comercial del centro de nuestra ciudad. Años y décadas perdidos en los que hemos ido viendo como los esfuerzos se iban destinando a mejorar otros sectores mejor organizados y a los que se temía más. De nosotros se han reído, porque no hemos exigido nada.

Que aprendan del ejemplo de Elisa, o que se vayan.

Descansa, amiga. Nos vemos por allí arriba.

 

Quieran a la gente de su alrededor y les irá mejor. Besos.