Los youtubers y la presión fiscal


Me dice mi buen amigo Francisco Estepa que mis artículos son muy técnicos, demasiados términos económicos. En este voy a seguir sus indicaciones y usar menos tecnicismos económicos

En ese afán que tenemos de ponerle nombre a todo, cada día escuchamos términos y palabras de origen inglés sin saber muchas de ellas que quieren decir. Este que escribe ha tenido que ilustrarse para entender a que se denomina Generación Baby Boomer, Generación X, Generación Y o Millennials, Generación Z o centennials y Generación Alfa. Tranquilos que no he perdido la cabeza, aún. Son las diferentes agrupaciones de personas por grupos de edad con rasgos similares en sus comportamientos. Me acabo de enterar de que yo pertenezco a la Generación X, y mis hijos a la Generación Z. Como dice el stickers del Cigala “valgameelseñol”.

Me detendré en las más jóvenes. La Generación Z, que incluye a las personas que nacieron entre 1997 y 2012, y suelen ser personas independientes, con preferencia por emprender y dos de cada cinco se consideran influenciables. Por otro lado, la Generación Alfa es una generación que se considera 100% digital. Las nuevas generaciones tienen rasgos propios, seguramente muy alejados de la mayoría de los lectores de este artículo. Cuando yo escucho hablar a mis hijos de youtubers, instagramers o influencers siempre he pensado que eso eran cosas de niños y nunca le di la menor importancia, imagino que usted tampoco. Cuando me dijo mi hijo que quería ver la retransmisión de las campanadas de fin de año con un tal Ibai Llanos, salieron mis genes jiennenses y le dije:” niño ¿qué pollas dices?”. No obstante, me dejo pensativo, al cabo de los días leo el siguiente titular: Ibai Llanos arrasa con su directo de las Campanadas: el vídeo suma ya 5,4 millones de visualizaciones en Twitch. Mi mente de persona nacida en los setenta no llega a entender cómo puede tener más audiencia este Ibai en su retransmisión de las campanadas que las mismísimas Ana Obregón o Cristina Pedroche, en cadenas de televisión nacionales.
No queda ahí la cosa, estos días vemos en los medios de comunicación que gran número de estas nuevas starts, para las nuevas generaciones, han cogido sus maletas y se han ido a vivir a Andorra. No se suelen ir a vivir a este Principado aquellos que tienen los bolsillos vacíos o poco saldo en sus cuentas corrientes. Me pregunté, ¿cuánto gana uno de estos youtubers?, ídolos de las nuevas generaciones. Según leo en algunos medios uno de ellos, conocido como Rubius, ha sido el más reciente en marchar a tierras andorranas, tiene unos ingresos anuales de 2,082 mill. de euros en 2019. En España tiene que pagar 1,071 mill. de euros, es decir, un 51,4% de sus ingresos son para el fisco español, mientras que en Andorra tendría que tributar un 10% de sus ingresos. Por tanto, su cambio de domicilio le supone a este afamado youtubers una reducción de su carga fiscal en 0,8 mill. de euros anualmente.

El debate ha surgido porque otros afamados youtubers han reivindicado su permanencia en nuestro país a pesar de la importante carga tributaria que asumen estos nuevos famosos. Pues bien, los impuestos cuando las rentas son muy elevadas pueden convertirse en motivo de decisiones muy importantes para las personas y para las empresas, es decir, que las personas o las empresas que ven su carga fiscal demasiado abultada pueden decidir reducirla cambiando su residencia. No entro en una valoración moral de esta circunstancia, ni el que escribe está en contra de la progresividad fiscal como forma de redistribución de la renta, entro en la realidad de cuáles son los hechos. Cuando los impuestos se hacen excesivos (decisión de cada sujeto), los primeros que pueden dejar de pagarlos son las personas de rentas elevadas y ahora los youtubers, estos lo tienen fácil cogen su ordenador y su silla de gamers y se van a otro sitio, y los otros compran una casa en cualquier otro sitio del mundo y justifican allí su residencia. Esta circunstancia nos parece imposible para cualquier persona de clase media. Técnicamente lo ha explicado muy bien Laffer, en su famosa curva. Por tanto, deberíamos de revisar si la presión fiscal a las rentas elevadas a partir de ciertos tipos impositivos es lo efectiva que nos quieren hacer ver. No hay duda de que recaudaremos más si conseguimos que estas personas paguen sus impuestos sin cambiar su residencia, y sobre todo, que no hagan que perdamos esa recaudación tan importante y necesaria en estos momentos.