San Lorenzo se quedó sin salir


La denegación municipal por normativa autonómica a la celebración de la manifestación provoca una marejadilla política y cofrade.

Procesión de San Lorenzo./Foto: Luis A. Navarro
Procesión de San Lorenzo./Foto: Luis A. Navarro

Agosto tiene estas cosas. Poca actividad política, social y cultural. Si además estamos en medio de una pandemia y restringidos, agosto puede resultar letal. Nos ha pillado el verano de la nueva normalidad sin tener muy claros cuales son los criterios de cómo vivir con cierta (anterior) normalidad sin que por ello se ponga en peligro la salud. 

Cuando comenzó todo este lío una de las decisiones más dolorosas fue la suspensión de las procesiones y la obligación de vivir una Semana Santa muy diferente, pero en general el mundo cofrade no sólo lo aceptó con cristiana resignación sino que entendió – y la Iglesia también, por supuesto- que todas las manifestaciones públicas de fe se verían afectadas durante un tiempo indeterminado que puede prolongarse siempre más de lo deseado. La nueva normalidad no tiene procesiones pero sí conciertos de Taburete. La nueva normalidad es  bastante secular y algo arbitraria a la hora de repartir permisos para la vida cotidiana, como comprobamos cada día en la terraza de un bar o en la cola a la puerta de un supermercado mientras suben las cifras de contagiados por España. En este contexto, don Rafael Rabasco, a la sazón párroco de San Lorenzo desde hace 5 años, sabía que no podría celebrar la tradicional procesión del titular como en años anteriores, pero no quería hacer dejación de sus funciones, esto es, no manifestar públicamente la fe y devoción de un barrio y pedirle al santo mártir que nos eche una mano con esto del virus. Puede resultar extraño para la secularizada sociedad que se rece a un santo sobre todo para pedirle salud pero, en efecto, es algo que hacen los creyentes cristianos. Hay otros muchos ciudadanos  no religiosos que creen en el poder curativo del reiki y no se dice nada al respecto ni se juzga.   

Foto: Rafael A. Ojeda

Don Rafael encargó a la cotitular hermandad del Calvario que solicitara permiso al Ayuntamiento para realizar una procesión pequeña. «Una sencilla manifestación religiosa en un barrio en el que hay poca gente y con una procesión que yo entiendo que no atrae a multitudes porque es muy local», nos dice don Rafael. Pero se encuentra con el silencio administrativo, que puede resultar bueno para meditar pero no para solucionar las cosas. Ante este silencio, el párroco decide «darle un vuelco» y propone «no sacar a San Lorenzo pero sí sus reliquias. Sobre todo para no privar en esta situación y en este momento difícil de una presencia física de la fe y de la Iglesia». Don Rafael piensa en «un cortejo de no más de 50 personas» y cree que tiene derecho a manifestarse y que la Constitución le ampara, por lo que pone en conocimiento de la Subdelegación del Gobierno tal derecho fundamental e intención. Como Poncio Pilatos, la subdelegación remite el asunto al Ayuntamiento, que es la administración encargada de hacer cumplir la Orden de 19 de junio de 2020 dictada por la Consejería de Salud y que regula, entre otras cosas, las manifestaciones en la vía pública y los consiguientes riesgos sanitarios que puedan provocar. 

El Ayuntamiento dice que no

«No hemos tenido más remedio que aplicar la normativa», nos dice el teniente de alcalde delegado de Seguridad Miguel Ángel Torrico. «Si se hubiera solicitado hacerlo dentro del templo no hubiera habido ningún problema, como ya se regula para los lugares de culto», añade Torrico. En este punto hay que recordar que el párroco de San Lorenzo solicita permiso para una ‘manifestación religiosa’. «Llevo siendo cofrade 50 años y eso es una procesión», manifiesta el edil de Seguridad, que añade que «no creo que sea aplicable el derecho de manifestación en estos momentos, y los cofrades lo han entendido perfectamente». 

Miguel Ángel Torrico multas
Miguel Ángel Torrico. /Foto: LVC

Qué cosas sí y qué cosas no se pueden celebrar

Ocurre que la nueva normalidad, como comentábamos antes, está regulada de manera desproporcionada. O cuando menos, esa sensación tiene el ciudadano de a pie, que ve cómo se permiten determinados actos y otro no, o cómo se exige el uso de la mascarilla o no en según qué circunstancias. Y aquí es donde entra VOX, que interpreta que no se ha sido justo con la prohibición  de la ‘manifestación/procesión’ sobre todo teniendo en cuenta que sí se celebran otros eventos con gran afluencia de público. «No sabemos exactamente los criterios para autorizar unos actos y otros no», dice Rafael Saco, concejal de VOX en el Ayuntamiento de Córdoba, a lo que Torrico contesta que «los actos a los que hace referencia VOX no tienen nada que ver con este. Son en recintos cerrados, con asientos numerados y control de acceso. Hay distanciamiento entre las sillas para el público que tiene que estar sentado, por ejemplo».  Rafael Saco cree que «no se ha dado una explicación sin hacer un estudio de cómo permitirlo sin poner en riesgo la salud de nadie. Entendemos que se podía haber hecho de otra forma. Se ha optado por el ‘no’ directamente». VOX por tanto añade a su crítica otro punto: piensan que no se ha querido ofrecer una alternativa. Torrico, no obstante, y en relación a estas críticas, piensa que «dada la buena relación política y personal con los concejales de VOX, podía habérnoslo hecho saber directamente antes de acudir a la prensa». Añade que ésta es «una polémica artificial que no tiene mucho sentido estirarla, pero que conviene aclarar». 

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Rafael Saco, en Chinarles. /Foto: LVC

El párroco nos recuerda no obstante cómo sí se han permitido otras manifestaciones ‘no religiosas’. «Aquí vendrían todo tipo de interpretaciones personales y subjetivas que cada uno haría» y ha querido insistir en algo importante: «Como párroco en ningún momento he pretendido poner en riesgo la salud de los fieles ni de los ciudadanos».

La ‘manifestación de fe’, prevista para ayer lunes 10 de agosto, por tanto no se ha celebrado. «Lo acatamos. Los cristianos tenemos que ser ejemplares», declara don Rafael. 

Todo este asunto ha servido, por cierto, para animar los mentideros cofrades. Agosto, a pesar de la nueva normalidad, les ha traído un pequeño debate que seguramente durará lo que una de las perseidas. San Lorenzo y sus lágrimas sí parece que acudirán a la estival cita.