El académico numerario e historiador Enrique Aguilar ha sido el encargado de abrir el curso en la Real Academia de Córdoba con un discurso titulado La II República. Mito y realidad en el que ha repasado este momento histórico del pasado siglo aportando su visión sobre el mismo.
El profesor Aguilar ha enmarcado su discurso en la «hiperrepublicanofilia» que se vive en España desde 2006, momento en que se aprueba la Ley de Memoria Histórica y se despierta un movimiento que por parte de algunos «la mayor pureza ética de aquel régimen del 14 de abril la contraponen contra el actual marco normativo», cuando, entre otras razones, «España nunca jamás disfrutó de un régimen de libertades como desde 1978» con la aprobación de la Constitución vigente.
En opinión del interviniente, la llegada de la II República fue bien acogida, aunque «el entusiasmo general duró poco, y a las ilusiones de abril siguieron las desilusiones de mayo». Precisamente en mayo de 1931 se produjeron los primeros ataques a la Iglesia, con la quema de numerosos templos y edificios religiosos. Aquella línea se iría acentuando conforme avanzaba el tiempo, ya que «el anticlericalismo era la única construcción mental que unía a las fuerzas de izquierda». Enrique Aguilar terminó su discurso de apertura de curso en la Real Academia describiendo con profusión de datos y citas cómo fue el final del régimen republicano y pidió que «este sectarismo no se vuelva a repetir en nuestro país».
En el transcurso de la reunión, que se ha celebrado en el patio principal del Círculo de la Amistad, el director de la corporación, José Cosano, dio por abierto el curso en nombre del Rey y se ha procedido a la lectura de la memoria del curso anterior, por el secretario, José Manuel Escobar, así como también se ha procedido a la entrega de los diplomas a los académicos correspondientes no residentes en la capital que fueron elegidos en el último año. En total han sido alrededor de una veintena de nuevos miembros que vienen a formar parte de la institución cultural más antigua de Córdoba, que cuenta con más de dos siglos de antigüedad.
