Julio Romero de Torres revive en la gran pantalla


La película ofrece imágenes de la Córdoba de la época, así como del pintor paseando por la ciudad y en su propio domicilio.

Dentro de las actividades programadas para este mes en la actividad Érase una vez Julio Romero de Torres destaca la recuperación de la película de Julián Torremocha, de 1940, cuyo gran atractivo es contar con unos planos del pintor paseando por distintos rincones de Córdoba, así como en el jardín de su casa de la plaza del Potro. La proyección tendrá lugar mañana, a las 19:00, en la Filmoteca de Andalucía y contará con el atractivo de ser la primera vez que se proyecta con la locución, a cargo de Gonzalo Herreros, del guión original, recuperado del Archivo General de la Administración.

Fotograma de la película sobre Julio Romero de Torres.
Fotograma de la película sobre Julio Romero de Torres. /Foto: LVC

Tras la proyección habrá un coloquio en el que participarán el director del Museo de Bellas Artes, José María Palencia; el técnico de la Filmoteca de Andalucía Ramón Benítez y la responsable del inventario del archivo familiar de los Romero de Torres, María del Mar Ibáñez.
La película está montada con filmaciones realizadas antes de 1924 y otras en mayo de 1940, con la inauguración del monumento en los jardines de la Agricultura. El argumento original es de Mauricio Torres, y cuenta con música de Pedro Braña y poesía de José Ojeda. La intención de la cinta dirigida por Julián Torremocha es la de hacer un documental sobre la ciudad y el pintor. Así, arranca con planos de la Ribera, la Calahorra, la Mezquita-Catedral y enclaves con balcones y flores.
A continuación aparece la figura de Julio Romero de Torres, embozado en una capa y tocado con el sombrero cordobés, en San Basilio y en la plaza de Capuchinos, donde destaca que el Cristo de los Faroles no tenía aún la verja, por lo que la grabación tiene que ser anterior a 1924. Después se le ve pintando y en el jardín de su vivienda. También contiene la película imágenes del interior del museo con su decoración original, desgraciadamente perdida, y de decenas de cuadros salidos de sus pinceles.
La muerte del pintor es recreada en una simulación de su capilla ardiente, con la intervención del rapsoda malagueño José González Marín, a lo que le siguen imágenes de la rotulación de la madrileña plaza de los Carros, en el barrio de la Latina, en 1931 con el nombre de Julio Romero de Torres, así como el acto del descubrimiento del monumento en los jardines de la Agricultura. En estas imágenes, además de las autoridades locales de la época, destaca la presencia de Rafael Guerra Guerrita o del escultor Mariano Benlliure, autor de un busto del pintor que figura en su museo.