Los miembros del grupo Cántico fueron llegando al mismo por las más diversas vías; unos eran amigos desde la infancia, otros se conocieron ya maduros. Pero esta circunstancia, incluso la diferencia de edad, o la dispersión geográfica que llego a haber, no impidió que entre ellos se tejieran las redes de una amistad verdadera. Esta circunstancia es la que ha desentrañado Manuel Gahete en la conferencia ‘Cántico, frente a frente’ organizada por el Ateneo de Córdoba y presentada por su presidente Antonio Varo.

Gahete se ha basado en la dedicatoria de poemas de unos a otros autores para descifrar esos lazos de amistad mantenidos a lo largo de las décadas y cuyo dato más antiguo lo ha encontrado en 1939, cuando Ginés Liébana ilustró un libro de poemas de Pablo García Baena, ocho años antes de que naciera el grupo poético.

En su conferencia, no sólo se ha limitado a los grandes nombres de Cántico (Ricardo Molina, Juan Bernier, Mario López o el propio García Baena), sino que también ha incluido a otros muy vinculados al grupo, como es el caso de Vicente Núñez y José de Miguel.

Como Cántico no estuvo formado sólo por poetas, Gahete ha relacionado también las veces que los dos artistas, Ginés Liébana y Miguel del Moral, retrataron a sus compañeros de grupo.