Cuando un albañil sale, antes del amanecer, para la obra deja atrás que esa noche no ha podido dormir porque tiene serios problemas para llegar a fin de mes. Cuando periodista pregunta en una rueda de prensa, hace de tripas corazón, aunque sepa que tras la misma le va a doler la cabeza. Pero cuando esos dos mismos actores van a trabajar sabiendo que su país está en guerra, la situación es mucho más difícil de gestionar.

Y eso vivieron este jueves los jugadores de la Selección de Ucrania de Baloncesto en Córdoba. Por la mañana se enteraron de la invasión rusa y decidieron no entrenar, pero por la noche jugaron su partido frente a España. Seguro, el más triste de sus vidas, pensando en sus familias, en si podrán volver a casa y, de momento, el viaje son 4.000 kilómetros en autobús sin saber si podrán cruzar la frontera.

En Vista Alegre hubo un ambiente raro antes del comienzo del partido, ese que da la tristeza. La ovación al himno ucraniano fue intensa y el minuto de silencio por las primeras víctimas del conflicto bélico, demoledor.

Antes, ante los micros de RTVE, el seleccionador de España, Sergio Scariolo, quiso “manifestar toda la solidaridad y cercanía a los jugadores, entrenador y técnicos (de Ucrania) y que pueda pasar todo esto cuanto antes”.

El fragor del partido cambió el ambiente, pero nada más acabar, la tristeza volvió tras la ovación que el público cordobés dedicó al combinado ucraniano. España ganó, pero eso es lo de menos.