2022 siempre será recordado en el mundo de las cofradías por el regreso de las procesiones a la Semana Santa, tras el parón provocado por la pandemia. Y, tras dos años sin hermandades en la calle, el retorno de estas tuvo a uno de sus protagonistas en los capataces.
En el caso de Córdoba son varios los que han dejado constancia de su buen hacer y proyección de cara a los próximos años. Uno de esos valores en alza es Francisco Luis Castaño, que al fin pudo comandar el palio de la Estrella el Lunes Santo y los dos pasos de la hermandad del Nazareno el Jueves Santo. Con dos cofradías de corte muy distinto, Castaño supo imprimir su estilo, dejando un magnífico resultado.
Otro de los nombres propios dentro del ámbito de los capataces es el de Ángel Carrero. Su labor en el Traslado al Sepulcro, en las vísperas, en la Expiración, el Viernes Santo, y en San Rafael ya en mayo no ha pasado desapercibida. A lo que hay que sumar que Carrero se estrenó al frente de la cuadrilla del Señor de la Caridad con estupendas sensaciones, por lo que ya se ha convertido en uno de los valores a tener en cuenta en este apartado de las cofradías.
Otro de los capataces que estaba de estreno era Carlos Lara al frente de la Soledad. Tanto en el citado paso como en la Concepción y al frente del misterio de la Sagrada Cena hacen de él uno de los nombres propios. Como también el de Juan Carlos Vidal. Experiencia y técnica se aunaron al frente de la Esperanza del Valle. La lluvia impidió que se apreciara con el palio de la Reina de los Ángeles, aunque después sí lo hizo -junto con Rafael Ramírez Galvín, capataz a su vez de la Esperanza y de la Sangre- en el paso de la Reina de los Ángeles en sus Misterios Gloriosos.
Tampoco hay que dejar atrás a otros capataces que han realizado una notable labor, como Javier Santiago al frente de la cuadrilla del Rescatado o a David Arce. Este último es uno de los grandes protagonistas del mundo del martillo cordobés, no solo por su gran trabajo al frente de los misterios de la Sentencia (aunque este año no salió) y del Descendimiento, sino por también por el que desarrolla en Sevilla con la familia Villanueva en hermandades como el Gran Poder. Un hito al alcance de muy pocos capataces.
