Las 30 marchas del día histórico de la hermandad de la Soledad


Desde la misma salida de la cruz de guía comenzaron a escucharse los sones con la interpretación de la marcha 'Ione', de Errico Petrella

Banda de la Estrella./Foto: Luis A. Navarro soledad
Banda de la Estrella./Foto: Luis A. Navarro

Muchos han sido los cambios, novedades y estrenos que se han producido en los últimos tiempos en la hermandad de la Soledad de Córdoba; cambios tan significativos como el traslado de sede canónica, una nueva casa de hermandad…, se dice que “la hermandad ha estrenado un barrio”. Y no le falta razón a quien lo diga porque el Barrio de Levante ya puede presumir de ello.

Soledad./Foto: Luis A. Navarro

Pero, sin lugar a dudas, el estreno más llamativo que la hermandad tuvo el pasado Viernes Santo fue el acompañamiento musical tras la bellísima dolorosa del imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte. Acompañamiento brillante y a golpe de tambor ronco que fue ejecutado por la banda de música La Estrella de Córdoba. Repertorio compuesto por una escogida selección de 30 marchas que fueron reflejo del trabajo, puesta en común y el fácil entendimiento entre las dos corporaciones, cofradía y banda, formando un binomio perfecto que vino a sorprender al mayor de los escépticos.

Desde la misma salida de la cruz de guía comenzaron a escucharse los sones con la interpretación de la marcha Ione, de Errico Petrella, en honor a la ‘Santa Cruz en el Monte Calvario’, tal y como reza en el título de la hermandad franciscana; y le siguieron Dolor y Soledad, de Jesús Navarro Muñoz, que también pudo ser escuchada, además de en la salida, en la entrada a carrera oficial  y en la recogida, y un clásico como Soledad Franciscana, de Abel Moreno.

Especiales también fueron marchas como; Eterno Descanso, de Rafael Fernández Alba, Amor y Amargura también de Jesús Navarro, o la entrada en la Catedral con los sones del Ave María, de Caccini.

Banda de la Estrella./Foto: Luis A. Navarro soledad
Banda de la Estrella./Foto: Luis A. Navarro

No faltaron las clásicas como; Macarena, de Emilio Cebrián; Amarguras y Soleá Dame la Mano, de Manuel Font de Anta; Jesús de las Penas, de Antonio Pantión, en honor a la que ha sido muchos años su hermandad vecina, la Hermandad de las Penas de Santiago; o la magnífica interpretación, en la calle María Auxiliadora, de la marcha Margot, de Joaquín Turina… un placer para los sentidos. También sonaron marchas del compositor Ricardo Dorado como Mater Mea y la marcha eucarística Oremos, en el Patio de los Naranjos.

Y como no, siendo la primera vez que María Santísima en su Soledad caminaba acompañada de música, destacaron las marchas cordobesas como Lágrimas y Desamparo, de Francisco Melguizo, a su paso por la basílica de San Pedro; Virgen de la Caridad, de Miguel Herrero Martos, a su paso por la parroquia de San Andrés Apóstol; y la recientemente estrenada Amargura Trinitaria, de Matías de la Fuente, quien además es el encargado de dirigir esta magnífica banda de música La Estrella, a su paso por la iglesia de Nuestra Señora de Gracia (Trinitarios).

Una interpretación y una calidad musical sobresaliente, que sin lugar a dudas puso el listón en lo más alto, en un Viernes Santo histórico para la hermandad de la Soledad y para la Semana Santa cordobesa.