Desbarajuste


No alcanzo a entender por qué en Portugal, vecinos de frontera a todo lo largo del país y con más contacto con andaluces, extremeños o gallegos que los mismos catalanes, los números de contagios y control de la enfermedad se asemejan más a los de Alemania, a miles de kilómetros, que a los de Castilla, a escasos cien metros.

Si el virus no conoce fronteras, que ayer estaba en China y a los días en Italia, ¿ Por qué se ha cebado especialmente con España, donde hemos alcanzado ya los mayores ratios de contagio de todos los países europeos?

Por realizar tests no ha sido precisamente, y mucho me temo que de realizarlos los números asustarían aún más.

Luego sólo puedo extraer la conclusión de que el virus ha campado a sus anchas en esta tierra sencillamente por una nefasta gestión del problema, gestión que continúa en las mismas manos de quienes, y eso es lo peor, no van a reconocer su incompetencia, máxime si vistos los recelos del partido popular en apoyar una nueva prórroga del estado de alarma, ya tienen a quien responsabilizar de las desgracias que acontezcan.

Pero es que tampoco puede ser que, como contaba el mensaje que recibía esta mañana, de los creadores de “Tenían que haber cerrado todo en febrero” llegue ahora a nuestras pantallas “Tenemos que abrirlo todo en mayo”.

Y mientras tanto, la nota explicativa del gobierno a los novillos durante la cuarentena del vicepresidente puede resumirse en que su presencia en el consejo de ministros es “fundamental” e “irrenunciable” para coordinar las políticas sociales durante la pandemia. Claro, que nada dicen de esa necesidad casi divina de su presencia en el supermercado, donde fue pillado sin mascarilla ni guantes, en las ruedas de prensa de la propaganda del régimen o en el congreso de los diputados, poniendo en riesgo a cuantos pasen a su lado o cuantos toquen lo que, sin ser Midas, previamente pasara por sus manos. Ni tampoco explican la imperiosa necesidad de que su presencia no pueda ser por videoconferencia, como hizo el día que presidió una reunión de los responsables de la Unión Europea de su misma cartera.

Esto es un desbarajuste de altura, y si nos salvamos en este bendito país del virus, aparte de San Rafael, será por “la caló” o porque vaya mutando a menos, sin perjuicio de que la vacuna que finalmente salga de un laboratorio español tengamos que comprarla vía Hong Kong y al cuádruple de su precio, a cualquier intermediario sin vecindad conocida de los que abundan en el Boletín Oficial del Estado.

Y lo anterior sin contar con que el virus mute a peor, porque entonces los primeros zombis, próxima desgracia al caer, no van a ser chinos, sino españoles. Ahora bien, no se preocupen en exceso porque el Sr. Simón ( que por cierto, algún día podría peinarse, no ya pelarse, pero peinarse al menos. Si lo viera mi abuela…) diría que en España sólo serán uno o dos casos aislados.

No quiero ni pensar que con esta desescalada que el personal se ha tomado ya por el pito de un sereno (como era previsible después de mes y medio encerrados), de aquí a diez días empecemos a ver un repunte de la enfermedad.

Ya hoy, el ministro Ábalos, el mismo que dijo que los test no servían para nada, ha encontrado en la reticencia del partido popular a apoyar al gobierno en la extensión del estado de alarma, el arma tan vomitiva como mezquina de responsabilizarles de las posibles desgracias que se produzcan.

¿Cómo se puede ser así con lo que está pasando? Sólo lo entiendo como otra jugada para desviar la atención de su incompetencia. Estaría bien recordarle que el recorrido de la mentira es relativamente corto, porque al final la verdad siempre sale. 

Lo que el Sr. Casado exige para apoyar esta nueva prórroga, y me parece correcto, son tests masivos que permitan una desescalada acorde al estado de salud del ciudadano, y ayudas ciertas que lleguen efectivamente a quienes las necesitan. Y a lo mejor no lo dice, pero también, supongo, para evitar que el decreto-ley siga siendo la vía por la que se teja una tela de araña capaz de atrapar a los demás poderes del Estado.

Confiemos en la mayoría de edad y el discernimiento de nuestros ciudadanos. Si no, queridos lectores, siempre nos quedará Portugal.

PDA: Protégenos bajo tus alas, San Rafael.