¿Qué futuro le espera al cine?


EL consumo de largometrajes y de series durante el confinamiento hacen prever un cambio de paradigma en la gran pantalla

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Cine Isabel la Católica. /Foto: JC

La experiencia vivida durante los meses de confinamiento por el estado de alarma han convertido al cine en un elemento fundamental. Mientras las salas cerraban sus puertas, al igual que el resto de establecimientos considerados no esenciales, en cambio crecía en los hogares el consumo de los más diversos productos cinematográficos. Esto hace vislumbrar en el horizonte un cambio de paradigma, como reconoce Rafael Jurado, autor de varias monografías sobre la historia del cine en Córdoba, quien considera que se ha producido «el acelerón de un proceso que se venía intuyendo desde hace un tiempo y que es el cambio de escenario».

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Sala de cine. /Foto: LVC

Desde que el 24 de octubre de 1896 se presentó el cine en Córdoba, se han vivido distintas etapas que han ido parejas a los cambios técnicos experimentados en el soporte: sonoro, color o cinemascope. Ahora estamos en otro cambio y es el cambio de la sala por el hogar como lugar para su consumo. El consumo doméstico ha crecido en los últimos años con la proliferación de las denominadas plataformas que ofrecen cine reciente y de calidad.

Esto ha provocado, como señala Jurado, que tras el estado de alarma «la gente recupera espacios como los bares y las terrazas, pero el cine no se recupera». Pasado el confinamiento, abrieron las 15 salas de El Tablero y las 10 del Guadalquivir. El 15 de julio le tocaba el turno al cine Fuenseca, que se ha convertido en la única oferta de cine de verano para este año a la vez que cuenta con una buena respuesta del público.

El cine de verano como alternativa

Cine Fuenseca. /Foto: JC

Una dato: a finales de la década de los 50, Córdoba contaba con una treintena de cines de verano. Ahora son cinco. ¿Había en aquella época una mayor cultura cinematográfica? El poeta cordobés Ricardo Molina lo definió como que «el cine de verano al aire libre es una segunda siesta». Entre otras consideraciones, viene a señalar que era el punto de fuga para familias que vivían en infraviviendas y sin aire acondicionado, por lo que ese rato para la pantalla generaba una singular mezcla sociológica con la que, en su opinión, «hay materia para James Joyce y Marcel Proust juntos».

En nuestros días, el consumo de películas y de series en el hogar se ha convertido en uno de los hitos del momento. Ya sea por prudencia al contagio del covid-19 o por haber descubierto un mundo inédito hasta ahora, lo cierto es ha crecido el consumo directo en estas fechas, como demuestran los datos.  Si el consumo el año pasado de series y películas ‘on line’ era de 38,5 horas a la semana, en la actualidad esta cifra ha crecido hasta las 45,6 horas. Además, las plataformas de suscripción han visto incrementado su consumo un 20 por ciento, con Netflix, mientras que el visionado de vídeos en Youtube lo ha hecho un 55 por ciento, aunque sus contenidos no son comparables, sí sirve el dato como referencia.

Además, la batalla actual la ganan las series frente a los largometrajes. El productor José Luis Moreno señalaba ayer en Córdoba que las primeras son las que acaparan el interés financiero frente al producto tradicional hasta ahora.

El mando a distancia y la pantalla frente al sofá han suplantado a la butaca con palomitas en una mano y un refresco aguado, con pajita, en la otra. «Este cambio parece que está ya aquí para quedarse, desgraciadamente, de forma definitiva», sentencia Rafael Jurado.

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Cine Isabel la Católica. /Foto: JC

Las últimas salas cerradas en el casco urbano siguen a la espera de un futuro, como es el caso del Alcázar o del Isabel la Católica, sobre el ha habido un par de intentos para su reapertura. El futuro no parece pensar en ellos, salgo que se busque una fórmula específica y con apoyo institucional. Lo que sí parece claro, como señala Jurado, es que «si se recupera la normalidad, los multicines  se mantendrán por un tiempo y las plataformas van a mantener el terreno ganado con el consumo de cine y de series en el hogar». 

Este nuevo modelo se lleva por delante «la liturgia de ir al cine», como comenta Jurado, y que existía tanto cuando las salas eran urbanas como cuando se trasladaron al extrarradio, a los centros comerciales. Es la sociedad la que marca el ritmo de la evolución, como lo ha hecho hasta ahora frente la irrupción de presuntos competidores como fue la televisión. De momento, Jurado no se muestra especialmente negativo ante la posible recuperación del modelo tradicional, aunque ve «muy difícil luchar contra el modelo actual».