Hace más de seis meses que terminaron las obras de restauración del kiosco de San Hipólito y desde entonces luce un renovado aspecto pero sigue cerrado.Cuando se iniciaron las obras, en enero de 2021, el presidente de la Gerencia de Urbanismo, Salvador Fuentes, anunció que sería un punto de información turística.
Ahora, pasado el tiempo, se ha dado un giro más a esta pretensión y será algo más que la intención inicial, ya se se quiere convertir este lugar en un punto de información más amplio, no exclusivamente turístico, y dotado de la tecnología más novedosa, como ha podido saber La Voz de Córdoba, por lo que ya no dependerá del Imtur ni de la Delegación de Turismo.
Las reducidas dimensiones interiores del kiosco, de sólo siete metros cuadrados, complican la operatividad del personal, por lo que se ha optado por una opción tecnológica en la que habrá tanto pantallas táctiles informativas como máquinas expendedoras de planos o de cualquier otro producto.
Estos son los detalles que se están perfilando aún de cara a la redacción del pliego de condiciones para la licitación de este servicio de información en el kiosco de San Hipólito y que se enmarca en un proyecto más amplio que elabora el gobierno municipal.
Los diversos destinos del kiosco
El punto informativo será el tercer uso que tenga el kiosco que diseñara el arquitecto Vicente Macho en 1925. Su primer uso fue para estanco, como queda reflejado en los azulejos que con acierto se han recuperado y que están situados en su parte superior.
En aquel momento, la avenida del Gran Capitán era el centro de la vida social de los cordobeses. Teatros, cafés, casinos, iglesias y hoteles, copaban sus aceras y la venta del tabaco al por menor era un complemento que enriquecía la oferta del lugar.
Tras la guerra civil se le intentó dar un giro y convertirlo en un puesto de bebidas, que tenía mayores rendimientos que el tabaco, pero el Ayuntamiento no lo autorizó y el negocio fue languideciendo hasta que en 1961 pasó a ser una Administración de Lotería que se mantuvo activa hasta 1991, momento en el que sus persianas cerraron para siempre a la espera de su recuperación.
Los arquitectos Rafael García Castejón, Rosa Lara y Alejandro Sánchez son los autores del proyecto ejecutado por la Gerencia de Urbanismo entre enero y noviembre de 2021. Con un presupuesto de 39.500 euros, la empresa Remake Diseño ha recuperado casi la totalidad de los elementos decorativos del kiosco, a falta de la crestería del tejadillo.
En todo este tiempo, que en principio estaba previsto para tres meses, no sólo se han recuperado los azulejos de estanco, sino también las tejas vidriadas en azul y blanco, los diversos elementos en piedra de su fachada, así como una dotación acorde a los tiempos actuales de los suministros esenciales, como luz, agua y datos, así como un aire acondicionado tan necesario en el cada vez más prolongado verano cordobés.
