El mercado de la Victoria


El viernes noche ideal del otoño está en el Mercado de la Victoria, petado de gente, aún con buena temperatura, pero ya va pegando la rebequita.

Qué gran idea, reconvertir el viejo mercado en desuso, en nuevo centro de ocio nocturno (y diurno), con los remozados puestos de venta en el interior y rodeado de terrazas, tanto dentro como fuera, alrededor de todo el edificio.

En el Mercado Gourmet hay hamburgueserías, puestos de salmorejo, italianos, mexicanos, patatas asadas, sabrosos quesos, flamenquines, sushi japonés, brochetas de verdura, frutas de cien colores y sabores, olorosas carnes argentinas, pescados y mariscos, embutidos ibéricos, pulperías, dulces exquisitos, ostras con champán francés, aliñada cocina árabe; y por supuesto, variada vinoteca, frías cervezas de todo tipo.

Paseas por los puestos, compras algo en los que quieres y así eliges la cena a tu gusto, y mejor con amigos. A mí me acompaña Javier Lazo, con su cámara al hombro.

Cenamos que es una delicia. Luego busco una buena crónica que contar a los lectores. Observo alrededor. Veo en una mesa a dos viejecitos. Me acerco a entrevistarlos, les pido permiso para que Lazo les grabe unos minutos con la cámara, para Corazón Rosa.

Me cuentan su historia. Él la amaba desde joven. Ella lo sabía. Pero la vida les había separado. Él estuvo muchos años fuera, haciendo su vida. Y ella también, aquí (¿o esperando?). Esta noche se han reencontrado por fin. ¡Maravilloso relato!