Ilusión en rosa y morado


Ilusión en rosa y morado como los colores de la “Escuela de Fútbol Gaspar Gálvez”. Cierto es que barro para casa, llámenlo como quieran… pero más cierto es aún que no podía poner un mejor ejemplo para mis dos primeros artículos relacionados con los valores en el deporte y la motivación de los chicos y chicas en el deporte base.

Por tanto, en este tercero, tengo que hablar de esta escuela cuya “filosofía” (entre comillas porque erróneamente se asocia este término a lo que en realidad es un plan de organización, un estilo de juego, etc.) es bien clara en apoyar estos dos pilares. Valores para formar futbolistas y personas. Motivación en que los niños que vienen a jugar tienen que seguir viniendo porque a ellos les guste venir a jugar con nosotros. Suena a enredo, pero deja claro el camino a seguir de puertas para adentro en las instalaciones deportivas del Colegio “El Carmen”.

Como digo, es mi casa, donde cada martes y jueves y cada fin de semana llevo mi equipo de prebenjamines y alevines. No por este motivo voy a contaros ninguna mentira…

Me quedo con una conversación de WhatsApp del grupo de entrenadores hace ya un tiempo, en la que se sucedían mensajes informando sobre resultados y goles. Este diálogo finalizaba con una pregunta sencilla y directa: “pero, ¿aquí desde cuándo importa ganar?”. No creo que haya mejor ejemplo para sostener mi teoría inicial.

El autor de la misma es Juan Copado, que junto con Rícar Pozo y Jesús González forman la cabeza visible de un grupo de entrenadores que en su mayoría son ex futbolistas del Córdoba CF y otros equipos de las máximas categorías. A pesar de esto, cuando todos podemos pensar que el objetivo es que los niños lleguen a estas cotas, la idea que promueven los tres es la de generar ilusión en los niños y niñas que llegan a estos campos de fútbol.

Ilusión en que cada jugador que viene a la Escuela quiera quedarse, disfrutar, aprender, divertirse, reír, jugar aún cuando llueva o diluvie, no perdonar un entrenamiento y querer estar en todos los partidos.

Esto se consigue, como decía una semana atrás, no focalizando la meta en el resultado de un partido o el puesto en una clasificación sino en la motivación personal de los jugadores. Sin embargo, bajo esta idea podemos caer en el error de que los chicos no pueden tener exigencias, competencia y competición, que aprender y progresar no están en primer plano. Nada más lejos de la realidad. El objetivo es ese, pero el medio es la cercanía, la igualdad de oportunidades, la diversión, implicación, el mensaje de que lo primero es divertirse, hacer las cosas bien y mejorar cada día que pasamos por el campo de fútbol.

Los valores son éstos, pero sumados a la importancia de la competición para transmitir otros como el juego limpio, el respeto a los adversarios en la victoria y la derrota, al árbitro e incluso con los padres. Ellos también tienen que dar ejemplo de este mensaje desde las bandas. Y así se hace.

Y ese es el éxito, bajo mi punto de vista desde dentro de la escuela. Esta “filosofía” no solo ha calado en los que allí entrenamos sino que los jugadores y, sobretodo, las familias, conocen y viven de esta idea. Y les gusta…

Finalmente, la motivación no solo de los jugadores sino de los que allí entrenamos y convivimos con los protagonistas verdaderos de todo esto. El sentirte respaldado, sin presión por unos resultados sino animado a seguir un camino y una forma de vida, el clima de acogimiento y bienvenida a cada persona que llega y la disposición a que la mejor forma de hacer las cosas es la sencilla, sin complicaciones, pero con cariño y muchas ganas de dar lo mejor de cada uno de nosotros.
No voy a caer en el error de pensar que todo es rosa y morado, como los colores de nuestras camisetas. Hay errores, por supuesto. A veces cualquiera de nosotros puede salirse de este camino, dejarlo un rato para buscar otro o tener un mal día. Faltaría más. La tranquilidad reside en que los tres que llevan esto lo tienen muy claro y como se suele decir en el argot: “el estilo no se negocia”.

No puedo concluir sin señalar que esto no es exclusivo, sino un ejemplo. Me consta que hoy en día en nuestra ciudad tenemos grandes escuelas, no solo de fútbol sino de otros deportes también, que apuestan por este sentido del deporte base en Córdoba. Y así debe ser. Y aquí intentaremos que vayan apareciendo otros en futuras publicaciones.