Afortunados por ser cofrades


¿Por qué no hacer esta afirmación si en realidad es así? Los cofrades somos afortunados porque hemos elegido una forma de vida, la de seguir a Cristo, y, en este sentido, vivir dentro de la Iglesia fundada por Él. Hoy, de manera solemne, nuestra fiesta es la de Todos los Santos; una porción que representa la Iglesia triunfante, formada por los que ya están revestidos de gloria junto al Señor.
No deja de ser una celebración que en nuestra cultura permanece arraigada, y que asociamos o unimos a la conmemoración de los Fieles Difuntos. Son unos días plenos de olores y sabores, de sensaciones que evocan otra época y que cada año se repiten como fiel ritual: gachas, buñuelos o huesos de santo, castañas asadas, el otoño como estación de la añoranza, las visitas y el recuerdo a los seres queridos, flores y oraciones por los que todavía no han llegado a la presencia del Padre.
Sin embargo, en las vísperas de estos días, han tomado las calles brujas, calaveras, vampiros, máscaras terroríficas, un interés por el culto a la muerte que nada tiene que ver con nuestra religión. Una fiesta pagana que bajo el nombre de Halloween intenta apagar cualquier signo de vida.
¿Estamos dispuestos a aferrarnos a esta costumbre celta? ¿Queremos contribuir a un negocio que nada tiene que ver con nuestras creencias?
Los cofrades tenemos una cita con los miembros de nuestras cofradías que nos precedieron. Por ellos rezamos, por ellos nos unimos en las celebraciones eucarísticas que tendrán lugar en su memoria. Se han organizado conciertos de música sacra en las parroquias o en el templo madre de la diócesis dónde esta tarde se celebrará la Misa de Réquiem y en la que se podrán escuchar las composiciones de Mozart.
Nuestra fortuna es seguir al Dios de la vida, no nos dejemos influenciar ni permitamos que nadie modifique nuestra conducta. También así contribuiremos a fortalecer nuestras tradiciones, las mismas que vivieron nuestros antepasados y que nos corresponde legar a nuestra descendencia.