Tiempo ordinario


Enero, el mes de la empinada cuesta, ha hecho que las aguas vuelvan a su cauce. Tras días de ajetreo, comidas, encuentros, de celebrar nuestras tradiciones…, se han recogido los belenes y, los Reyes Magos que han visitado muchas de las casas de hermandad, han dado paso a una vuelta al tiempo ordinario. Es el mismo tiempo que recoge el calendario litúrgico, un tiempo que no carece de importancia sino que viene a sosegarnos para ir creciendo y seguir formándonos, para continuar ordenando las actividades que el calendario vaya marcando.

Se podría decir que este tiempo es momento de reflexión, de ir organizando todas las tareas para el próximo tiempo fuerte que tendremos cuando se inicie la cuaresma.

Pasando la Epifanía y el Bautismo del Señor, los días se suceden con prontitud. La mente está puesta en los altares de cultos que se montarán para honrar a los titulares de las cofradías; un trabajo callado que se va fraguando en la mente de algunos miembros de las juntas de gobierno y que se ve materializado con la ayuda de un grupo de hermanos que colaboran ilusionadamente en su montaje. Fruto de ello tendremos la oportunidad de contemplar verdaderas obras de arte que realzan aún más a nuestras imágenes y son signo del amor que se les profesa.

En estos días las bandas de música intensifican más sus ensayos; afinan sus instrumentos y se esfuerzan para estar preparados y poder acompañar en las salidas procesionales, para elevar oraciones y contribuir al esplendor de todo lo que se prepara con mimo.

Los costaleros ya han anotado sus fechas de ensayo. Se preparan costales y fajas. No se deja nada a la improvisación.

Las hermandades abren sus puertas a una actividad incesante: coordinación de boletines informativos para los hermanos; preparación de los ajuares de las imágenes para que luzcan con la vestimenta propia del tiempo; organización de los hábitos nazarenos para el momento del reparto de túnicas; limpieza de los enseres que serán utilizados en cultos y salidas…

Es un tiempo de ilusión, un tiempo ordinario que nos llevará a un ansiado miércoles de ceniza, inicio de un nuevo punto álgido a nivel cofrade.