Un nuevo inicio


Allá por el mes de septiembre, se iniciaba este ilusionante proyecto de un nuevo periódico, una ventana a la que muchos colaboradores nos venimos asomando semana tras semana. Concluía en ese momento el primero de mis breves artículos, con una cita de Platón en la que el filósofo señala que “el comienzo es la parte más importante de la obra”. Tras veinticuatro semanas de andadura en las que las cofradías han sido el hilo conductor en cuanto a la temática de este blog se refiere, nuevas cuestiones ilustrarán esta sección a partir de ahora. Por supuesto que no quedará a un lado la religiosidad popular, ya que en ella reside gran parte del fervor de nuestra ciudad y en ella se encuentran muchas de las vivencias que puedo compartir con los lectores.
¿Quién no se apasiona al iniciarse en algo nuevo? Quizás por todo lo que entraña el desconocimiento de lo que no se ha vivido, es emocionante visitar una ciudad por primera vez, comenzar un nuevo curso escolar, laboral o cofrade, encontrar a una persona que no se conocía, abrir un libro para introducirse en su historia, enfrentarse a una hoja en blanco, descorchar un vino…, en definitiva, estar abierto a comenzar la aventura de las cosas que están por descubrir.
Emprendo este cambio no como algo nuevo sino como una forma de no quedar anquilosada en la inercia de lo conocido. Por tanto, esta entrada supone una transición, un punto y seguido en el camino recorrido hasta aquí.
A colación de lo expuesto, el calendario marca un nuevo inicio. A pocas jornadas de concluir el mes de febrero, el día 1 de marzo representa la apertura de un nuevo mes que traerá la frescura de la primavera. Ese mismo día, otro calendario, el litúrgico, anuncia en la Iglesia un nuevo tiempo: la Cuaresma. Hacia ese momento nos encaminamos. Mostrémonos predispuestos a experimentar una transformación del corazón en este tiempo que llega marcado por la conversión. Acojamos este tiempo como una preparación a los días que culminarán en la Semana Santa.