Diario de un confinamiento: Día 8. La compra.


Algo no va bien del todo...

El día amanecía interesante porque estaba prevista la grabación de El Coro. Primero que hacemos por vídeo conferencia y con el Windows Teams, que es un programa de esos que te permiten reunirte como en un party line pero para ejecutivos y gente de empresa. Vamos a salir con un master en TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) después de este periplo. Como yo he hecho programas de radio en la planta de Oportunidades de Galerías Preciados ya no hay nada que me dé miedo. Allí estaba rodeado de ropa y de señoras que venían a ver la cosa. Aquí solo tengo mi ordenador y mi mismidad. El Coro, que así se llama el podcast que hacemos semanalmente, y que pueden escuchar aquí, transcurrió con cierta normalidad digital, o sea,  de esto que a uno se le apaga la cámara, le bajan los datos  por la wifi si el vecino se conecta a la Play Station o simplemente el ordenador se reinicia en modo Pablo iglesias, o sea a su bola, como me pasó a mí. Pero vamos, que estuvo genial y mejor que va a estar en sucesivas semanas porque en él participa gente formal y de orden, que es lo que ahora necesita España, en manos de “los que no sabían nada”.

El señor Simón  ofreció una comparecencia para dejar constancia de que no sabe qué pasa en Alemania. El señor Simón tiene la voz aflautada y eso en un hombre siempre me ha resultado sospechoso. El señor Simón de pronto se ríe y nos deja descolocados, porque no tenemos ni zorra idea de qué narices le hace tanta gracia. El señor Simón es el icono perfecto que señaliza este desaguisado de Gobierno de ególatras, narcisistas, incompetentes y gente peligrosa. Pero vamos, que a vista del estado de Whatsapp de mis contactos socialistas, estamos todos disfrutando de unas vacaciones o no sé, porque están llenos esos mensajes de mariposas, poemas, mensajes de ánimo flower power o selfies de felicidad. Está claro que el sueldo (asegurado) los coloca en una realidad paralela, esa en donde no estaban ni Juan Guerra ni los ERES ni Carmen Calvo animando a salir el 8M.

Hoy me ha llegado la compra que hice on line el pasado sábado. Me faltan los frutos secos pero como no hay fútbol, pues no pasa nada. La han traído dos muchachos con guantes de limpiar los platos y sin mascarilla. Son los otros héroes que se está jugando la salud pero para los que no hay aplausos. La verdad es que se tomaban a cierta chota toda esta movida pero supongo que es un mecanismo de defensa. Y después me ha entrado la paranoia que consiste, básicamente, en preguntarse cuántos paquetes han tocado esos guantes, qué manos han anudado las bolsas de plástico, o si el tipo que ha metido la leche semidesnatada ha estornudado, un suponer, encima. Un servidor había llegado a esta cuarentena como hipocondríaco recuperado y voy a salir de ella con escafandra para diario y otra para fines de semana.

Me he lavado las manos con jabón varias veces y con Agerul, para asegurarme. He puesto incienso en el piso para ver si puedo levitar y así no pisar el suelo con las suelas que antes han estado en la parte donde me dejaron las bolsas que seguramente vendrían contaminadas por el personal de intendencia del supermercado porque estoy ya viendo virus hasta en los marcos de la puertas y los tiradores del frigorífico que he limpiado con las Tres Brujas  después de darles con un trapo  de mi madre que guardaba de antes del apocalipsis y por eso supongo que no estará contaminado aunque sí usado varias veces en los cristales antes de que estos se convirtieran en una superficie donde el COVID19 sobrevive de  24 horas a tres días.

Empiezo a comerme los signos de puntuación. No es un recurso estilístico. Es que he vuelto a ser hipocondríaco. No os lo perdonaré nunca, socialcomunistas.

1 Comentario

  1. Nada de esperar a que «todo esto se solucione» para exigir responsabilidades políticas, mejor dicho, responsabilidaes criminales a los políticos. Ahora no podemos salir a las calles a manifestarnos contra esa pandilla de golfos y golfas que nos desgorbiernan y que nos han sumido en la mayor crisis humanitaria desde la Guerra Civil. Hay que pedir responsabilidades criminales ¡¡¡YA!!! ¡¡¡AHORA MISMO!!!, desde las redes, desde los balcones,… caceroladas contra este gobiernos encanallado todos los días.

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