Diario de un confinamiento: Días 32 y 33. Rajoy


Don Mariano.

A cualquiera se nos pierde un día. O incluso dos. Todos hemos extraviado en nuestra vida un viernes, o un martes o incluso un domingo. Esta mañana caí en la cuenta que he perdido el día 32 de este diario, pero de forma ordinaria, como la princesa del pueblo, Belén Esteban, le ordenaba a su Andreíta que se comiera el pollo. España es un país monárquico que necesita princesas, aunque sean del pueblo, y que ven con agrado y cariño a la Princesa de Asturias. España no salió a pegar caceroladas a las 48 horas de confinamiento cuando el partido norcoreano de la vicepresicencia lo solicitó en un acto de repulsa monárquica y de unión de la patria, que últimamente los pandemitas habla mucho de unión y de patria, como Chávez gritaba en su Aló Presidente.

Pero hoy, 14 de abril, a los nostálgicos de siempre (esos sí que son capitanes a posteriori) les da por su paraíso republicano, su tricolor y sus cositas. Es respetable, por supuesto, aunque no lo vean así muchos de ellos en las redes sociales que se han dedicado a insultar a cualquiera que haya apoyado en este día de abril a la monarquía y en concreto a SM el Rey Felipe VI, también en su democrático y borbónico derecho de apoyo. “España tendrá un jefe de estado que no vista uniforme militar” ha declarado el vicepandemias. El que vino con la lección aprendida de Venezuela, que si bien Chávez a veces salía por la tele con un chándal del Barça del mercadillo, la mayoría  de la veces uniformaba de caqui y con galones. El nuevo jefe, por cierto, del CNI, ha mandado investigar a Rajoy, que parece que se ha saltado el confinamiento. También en chándal, que es un modo muy Belén Esteban – hoy tan presente-  de desconfinarse ilegalmente.

Se ha montado un pollo como el de Andreíta (en realidad, la Secta ha montado su pollo) con tal asunto. Siempre hubo desconfinados de primera y desconfinados de segunda, porque Iglesias se salta el confinamiento y la cuarentena de republicanas maneras y la Secta no dijo nada. A Rajoy le han puesto en el punto de mira de desconfinados parias y peligrosos. De hecho es bastante probable que Ferreras nos informe de que los contagios han subido un 40% debido a los paseos – o el paseo, que no está muy claro- de Rajoy en chándal. Y parece mentira que no conozcan al hombre que ha gobernado España en los últimos años con puño de espuma de afeitar. Porque Rajoy además de ser un señor que se convirtió en bolso de Soraya en el Congreso de los diputados – una de sus cualidades accidentalmente mutantes- es capaz de desconfinarse con pachorra gallega y no darse cuenta. Porque no molesta, ni mancha ni huele. Rajoy no es un peligroso asaltante de normas ni estados de alarma, sino sencillamente él mismo. Por los alrededores de su casa. Rodeado de ardillas y musgo. Sin asesores ni guardaespaldas. Pero claro, en este 14 de abril, Rajoy se ha convertido en el depositario de las iras de los policías del confinamiento, mayormente republicanos, claro. Y así ha transcurrido el día 32. La cotidianidad ésta tan extraña, además de triste y de trágica así mismo.

No olvido que ayer no publiqué el 32 y que sí lo hice el 31 en vez de contarlo correctamente. La verdad es que ya no sé qué día es, pero eso seguro que a ustedes les suena. Como algún amable lector me ha preguntado, explicaré el asunto con un titular de hoy mismos. “ En un mes de cuarentena, 1846 intoxicaciones por el uso de lejías y otros desinfectantes de superficies” (ABC) ¿Me intoxiqué? Vive Dios que no, pero sí la espalda me hizo catacrock después de una jornada compulsiva de limpieza. Y me postré en el lecho del dolor.

Tenía que haberme quedado quietecito. Hacerme un Rajoy en realidad, pero no para salir al parque en chándal, sino por aquello del talante estático y contemplativo. O un Gobierno de España mientras ve el virus pandemizar un 8 de marzo.