Alerta antifascista


El lugarteniente Hiroo Onoda fue el último japonés en rendirse tras la Segunda Guerra Mundial. Este no sería un episodio relevante si no tenemos en cuenta que esa rendición se produjo en 1974. Onoda anduvo 29 años en una selva de Filipinas cumpliendo una orden basada en no rendirse o suicidarse. Cosas del honor. Cuando regresó a Japó»n a mediados de los 70, encontró un país desconocido en el que “la gente se había ablandado”. Hiroo Onoda era un tipo de otra estirpe, hecho de otra pasta. Murió en 2014, con 91 tacos de vellón nipón.

El pasado lunes, una parlamentaria de Podemos y un coordinador provincial de Izquierda Unida, gente joven y dinámica, acudían al juzgado para denunciar dos misas. Misas de difuntos, en concreto. En memoria de Francisco Franco, más en concreto. Apelaban a la ley de memoria democrática y dijeron que «un país no es democrático si no es antifascista». Nuestro muchachos, como el japonés Onoda, están en eso de no rendirse, pero con dietas parlamentarias, teléfono móvil en el bolsillo y dos duchas diarias con agua caliente (suponemos). No comiendo tagarninas ni lombrices filipinas para sobrevivir, como nuestro japonés. Su posguerra es más cómoda. Les da de comer, de hecho.

De las dos misas que denunciaron una en realidad no se llegó a celebrar y la otra sí. Desconocen, o no quieren saber, nuestro aguerridos luchadores antifascistas, que una misa por el eterno descanso de un alma se le daría hasta al propio Che Guevara, caso de estar bautizado y si así se le solicitase al párroco correspondiente. Es algo que tiene que ver con la transcendencia, la fe, y esas  cosas inmateriales, como el paraíso comunista que nunca llega salvo para los comandantes y sus familias y camaradas próximos. No son actos vindicativos ni políticos. 

Nuestros muchachos han encontrado una veta buena en la lucha a posteriori y desde luego se les está acabando la materia prima, porque el Caudillo tampoco está ya  en el Valle los Caídos, esa construcción granítica que ha sido el particular cementerio nuclear del Cabril para los libertadores, cementerio – por cierto- que se va a ampliar por orden gubernamental y progresista pero sobre el que ahora nuestros luchadores antifascistas y ecologistas callan como lumis. Si no conocen la acepción de la palabra ‘lumi’, pueden consultar el diccionario cheli de Umbral y salen de dudas.

La parlamentaria de Podemos dijo ‘que esto se va a acabar’. Lo expresó en un tono agrio y amenazante, como el fascista ‘usted no sabe con quién está hablando’ pero desde la dialéctica y la lucha de clases. Era lunes por la mañana y eso es comprensible: los lunes tienden a torcernos el carácter aunque tu jornada laboral consista en ir a las puertas de un juzgado para denunciar dos misas por un difunto muy difunto. El tajo político antifascista tiene sus durezas.

Desde que Pablo Iglesias lanzara su alerta antifascista tras las elecciones andaluzas esto es un sin vivir. Estamos cazando fascistas a todas horas, incluso muertos. En la agenda comunista es lo prioritario, antes incluso que los obreros fallecidos por coronavirus.

Nunca Franco podría haber imaginado que iba a dar de comer a tanto luchador antifascista tantos años después de su muerte. Suponiendo que este hombre haya palmado, que tengo mis dudas. Igual está escondido como Hiroo Onoda, y como aparezca, aparte de que los luchadores saldrían nadando para Cuba, se nos hace antifascista también . Para recuperar patrimonio, mayormente.