Sospechosos habituales


Los versos sueltos o prepositivos vivimos dentro del sistema pero frenando las estadísticas a los positivos generalizados oficiales

En la penúltima vuelta de tuerca ejercida por el nuevo orden mundial se ha establecido la figura del sospechoso habitual, un tipo de ser (humano) que merece nuestra desconfianza y cuyo perfil es cada vez más amplio, y que cuando la categoría llega a parecer difusa la misma se concreta según dicte el Macron de turno o la opinión pública, que es la opinión generalizada, voluble y totalitaria de los que no piensan ni reflexionan. La gente.

Así, en esta semana, hemos pasado a ser sospechosos los que aun no nos hemos contagiado. Somos lo prepositivos o positivos inconscientes. Y somos peligrosos, porque podemos propagar la peste china a pesar de tener inyectada la pauta completa de vacunación, portar el certificado Covid en la boca al entrar  en la gastrotaberna  y aceptar la tercera dosis casi de buen grado.  Algo pasa con nosotros. O no salimos, o no alternamos, o somos misóginos/misándricos o sencillamente tenemos suerte, pero nuestra condición de agente patógeno (en potencia) no nos la quita ni Fernando Simón. La cosa se puede complicar si además no estamos a favor de la vacunación obligatoria. Anatema Dei. Es entonces cuando la opinión pública, Macron y algún consejero de Salud nos persigue al grito de Penitenciagite!.

Excuso decirles si por echarle valor al asunto, o porque nos salga del alma, decidimos ir por la calle sin mascarilla. Si las miradas matasen ya estaríamos en el comunicado diario de fallecimientos por Covid social, que es el Covid de los que no tenemos aún Covid pero padecemos el Covid de los policías del Covid y de Macron.

Cuando hace un año comenzaron a vacunarnos todo eran alharacas administrativas de triunfalismo e inmunidad. Ahora la Ómicron nos ha aguado las fiestas y la fiesta político sanitaria, con lo cual hay que buscar por dónde viene el error del sistema, porque tanto la opinión pública como Macron son infalibles, como ya sabemos.   Los versos sueltos o prepositivos vivimos dentro del sistema pero frenando las estadísticas a los positivos generalizados oficiales y sin aumentar la cuenta de explotación de los fabricantes de test de embarazo Covid con su rayita rosa.  Un sí es no es ciudadano certificado pero bajo sospecha de outsider. Además no queremos quemar en ninguna hoguera a los no vacunados porque bastante tienen ya con la opinión pública y Macron, lo que nos convierte en oscuro objeto del deseo taimado de los febriles y mocosos, amarillos de envidia.

Puede que cuando publique esto tenga un termómetro en la boca o una bilateral conectada a una pantalla. Nunca se sabe. Igual hasta doblo la servilleta y mis enemigos se hacen una fiesta previos PCR a mi no salud. La gente en general y los enemigos en particular respiran mejor cuando los sospechosos van/vamos desapareciendo.

Lo que no saben es que tarde o temprano  también les tocará tal condición. Porque siempre hay un Macron dispuesto a señalarlos a pesar del certificado oficial. De eso viven nuestros pandemistas, de que andemos vigilantes de todos los demás menos de ellos y sus aviones privados.  Nada nuevo, por otra parte. Ni sospechoso, por tanto.