La expresión escrita


La nueva política nos está deparando momentos gloriosos en los que descubrimos que nada es como era sino como ellos quieren que sea. Así es. Hasta ahora, desde los tiempos más remotos y a través de todas las culturas, el lenguaje escrito era la transmisión del conocimiento a través de una serie de signos convencionales. Entre los requisitos para que existiera esta comunicación, uno de los más básicos era que quien lo escribiera tenía que ser lo suficiente claro y explícito para evitar la distorsión en el mensaje. Ahora resulta que no es así, que la nueva política dice que ponga lo que ponga su significado es el que yo decida que sea. Y punto.
Viene esto a cuento por lo de la supuesta supresión de la fiesta de San Rafael, o de la Fuensanta, a raíz de la moción laicista presentada por Ganemos e IU para el Pleno del viernes. En la rueda de prensa del concejal de Ganemos, Alberto de los Ríos, quedó clara su pretensión, que no distorsionaba en nada el contenido de la moción, ni incluso las apostillas que hizo con los micrófonos cerrados. Es muy simple y para que lo entiendan: si en el calendario oficial del municipio sólo hay dos fiestas locales, que es lo que marca la ley, una o las dos tendrán que ir saliendo del mismo conforme se vayan incorporando “en la medida de lo posible y escalonadamente” las celebraciones civiles. De sentido común.
Pues resulta que no, que esto que está escrito no es así y que lo que vale es lo que se insinúa ante el micrófono que, lógicamente, no pasará al acta del Pleno y, como es de suponer, no tendrá validez alguna. Para que lo entendamos, esto es como si se aprueba una subida de impuestos, pero se matiza que no, que no se va a aplicar, que será algo que queda aprobado “de aquí a la eternidad”, pero que de verdad que no hay prisa en aplicarlo. Palabrita.
Es la nueva política, la del amago y no doy, la de la puntita nada más, como dice uno de los más grandes representantes del periodismo cordobés. Y aquí la historia se repite, porque cuando pidieron al Pleno la supresión de las ayudas taurinas y vieron la que se lió hubo quien hasta lloriqueó diciendo que “en la moción no aparece la palabra toros”. Como si hiciera falta.
Este momento glorioso de la nueva política no será el último, eso fijo. Están convencidos de crear unos nuevos modos para seguir fraccionando la sociedad. Verán como dentro de poco pedirán que en Córdoba se conduzca por la izquierda, porque hacerlo por la derecha es de fascistas. Tiene toda la pinta.