¿Y las mujeres?


La sociedad va por otros derroteros muy distintos a los de unos políticos que cada vez tienen menos contacto con sus votantes

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Pedro Sánchez, en un acto con mujeres. /Foto: LVC

Por más que releo las noticias y vuelvo a ver una y otra vez las grabaciones de los informativos no salgo de mi asombro. Que la izquierda discrimine a todas las mujeres y nadie diga ni pío es algo que me tiene en estado de shock, cuando se soliviantan ante lo más mínimo y hacen aspavientos como si la vida les fuera en ello.

Desde que Juanma Moreno les cogió a agenda a todos ellos y les puso que ahora lo que toca es hablar de bajada de impuestos están como locos, porque Andalucía ha sido la que ha marcado el paso de la política nacional, algo que ni siquiera había intentado el PSOE en sus 37 años de gobierno regional.

Este revés, que no se esperaban en absoluto, ha descalibrado sus brújulas y como les ha pillado de improviso han tirado del cajón de los argumentarios y se han agarrado a lo primero que han pillado, como Leonardo DiCaprio se aferró al tablón tras hundirse el Titanic. Sin saberlo, han rescatado de ese cajón el discurso de ricos y pobres, el mismo discurso con el que quedaron terceros en las elecciones madrileñas y que les dio al PP una mayoría absoluta que nadie, ni los populares mismos, se esperaban.

La sociedad va por otros derroteros muy distintos a los de unos políticos que cada vez tienen menos contacto con sus votantes. Por esta razón no se han percatado que el discurso de ricos/ellos y pobres/nosotros ya no cuela de ninguna de las maneras. La riqueza, se quiera o no, es un concepto relativo y uno tiene todo el derecho a considerarse pobre pero, a la vez, puede ser un rico para otros. 

Con este discurso maniqueo adobado de moralina desfasada nos han castigado desde que Juanma Moreno les dijera que se dejaran de pegos y que lo que había que hacer era bajar impuestos. La reacción ha sido una discriminación a la mujer como no se recuerda desde tiempos de Almanzor. Habrán visto estos días el machismo rancio que ha destilado su discurso, donde el protagonismo lo tenían “los ricos”. ¿Y las ricas?

Es muy grave que la izquierda niegue a las mujeres la capacidad de prosperar en la vida, de ganar dinero, de hacerse con un patrimonio respetable. La izquierda condena a las mujeres a hacer la plaza por la mañana y a sentarse en la máquina de coser por la tarde, con Jorge Javier de fondo.

Quienes se comprometen a usar un discurso igualitario que contamina y entorpece la comunicación entre las personas tienen que usarlo en todos los supuestos que puedan existir. No puede ser que el desdoble de las palabras se haga para unas cosas sí y para otras no. O todos o ninguno. Y si hay ricos, también hay ricas. Como también hay asesinas, defraudadoras, corruptas y mil cosas más que nunca escuchará en boca de un progre.