Más historia, por favor


Su caldo de cultivo se fundamenta en la confusión y en la ignorancia, ya que así es más fácil moldear una sociedad

historia juego
Irene Montero. /Foto: LVC

Ahora lo entiendo todo. Hace unos meses no comprendía la reforma del Gobierno que modificaba con crueldad los planes de estudio para que los alumnos de Bachillerato no supieran nada de lo que ocurrió en España antes del 19 de marzo de 1812, día en que se promulgó la Constitución salida de las Cortes de Cádiz.

Esta semana he comprendido con claridad meridiana que a los jóvenes españoles se les hurte el conocimiento del pasado porque, a lo mejor, tiene más luces que sombras. Ha sido escuchar a los dirigentes de lo que queda de Podemos y he visto con nitidez la intención que persiguen quienes titubean a la hora de referirse a la invasión de Ucrania desde la equidistancia canguelona de la que son incapaces de desprenderse.

Quienes se oponen al envío de armas a los ucranianos son los mismos que defienden que la historia de España arranca en 19 de marzo de 1812, porque su caldo de cultivo se fundamenta en la confusión y en la ignorancia, ya que así es más fácil moldear una sociedad. Con cuatro tuits bien sesgados es suficiente para crear un estado de opinión.

Si estos jóvenes conocieran la historia de España en toda su amplitud y grandeza comprenderían que lo que está pasando en Ucrania es, chispa más o menos, lo mismo que sucedió en España cuatro años antes de esa Carta Magna, cuando los españoles se opusieron y combatieron la invasión del todopoderoso ejército francés. ¿Les suena?

Si nos remontamos más atrás veremos que se han repetido hechos similares de levantamientos del pueblo contra la dominación ajena. Desde Viriato a Pelayo, desde los Comuneros al motín de Esquilache. Hay casos donde elegir.

Fuera de España también hay situaciones muy parecidas, idénticas, en las que la población, harta de que le toquen las gónadas, salta como un haba tostada, pone pie en pared y está dispuesta a morir por su tierra. Siempre se repite el mismo esquema y los podemitas no lo quieren ver. Para seguir en el cargo abogan por la paz en Ucrania, pero no tienen el valor necesario para pedir que Ucrania vuelva a ser un país libre y soberano, que es precisamente por lo que se están dejando el pellejo y la vida sus vecinos.

Con esta postura, Podemos y sus grupos satélites están destrozando sus propios iconos, y sin darse cuenta están convirtiendo en reaccionarios -fascistas, en su argot- a sus mitos. Qué van a decir ahora de las Brigadas Internacionales. Quién va a tener valor de cantar el ‘Bella ciao’.