Como tú, ninguna


Ha ganado a la izquierda en su terreno, en ese que vocean de la mujer

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Isabel Díaz Ayuso./Foto: LVC
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Isabel Díaz Ayuso./Foto: LVC

Cantaba Juan Carlos Aragón que la mujer es enemiga del hombre que la enamora. También que hay mujeres que reniegan de ser hombre. Y, como los hombres, hay mujeres de toda clase y condición. Porque ser mujer no implica, necesariamente, beber de la corriente feminazi que asola la sociedad de la posverdad. Como tampoco ser hombre es sinónimo de ser maltratador y de aplicar la violencia, aunque por esta frase ya haya quien me tilde de facha mientras le da el sorbo al primer café de la mañana.

Hay mujeres como la presidenta de la Comunidad de Madrid, que es mujer antes que presidenta, y liberal antes que las siglas de su partido. Es una heroína moderna y, en un mundo donde todo se banaliza hacia la etiqueta, ella se salta las convenciones, rompe los clichés y actúa en consecuencia.

Como decía su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, una de las virtudes de Isabel Díaz Ayuso es que es solvente. Esto es, que cumple lo que promete. Y con eso nada más ya le saca mucha ventaja a sus congéneres. Tanta, que en un tiempo donde las mayorías absolutas se elevan al rango de utopía, ella la ha rozado y ha arrasado a la izquierda, cual Atila contemporánea.

Ha jubilado a Pablo Iglesias; ha puesto contra las cuerdas a Pedro Sánchez; ha aniquilado a Ciudadanos -su otrora socio- en la Asamblea de Madrid; y ha ganado la batalla cultural a la izquierda, por primera vez en décadas.

Su gestión de la pandemia (acertada o no) ha sido consecuente con la idea inicial -se esté de acuerdo o no- y, en eso, le ha ganado al Gobierno y al resto de taifas que componen eso que llaman España. A ello hay que sumar que le ha ganado a la izquierda en su terreno, en ese que vocean de la mujer, cuando acaba de asegurar que dará de 14.500 euros al año, por cada hijo para las madres menores de 30 años que lleven al menos una década viviendo en Madrid. No es un subsidio por no trabajar como el mínimo vital, no, es fomentar la natalidad y ayudar a las mujeres, con hechos y no con palabrería aprendida en la cafetería de cualquier facultad.

Como tú, ninguna, hasta para decir sin complejos que Hasel es “un delincuente que tiene menos arte que cualquiera de nosotros con dos cubatas en un karaoke”. Prueben a cantar.