Inutilidad manifiesta


Repartir agua no es tan “sencillo” como regar con los fondos europeos a todo hijo de vecino con la esperanza de volver a ese PRI, a ese sistema clientelar

Sede de las oficinas de Emproacsa en la Avenida del Mediterráneo./Foto: LVC Figueroa manifiesta
Sede de las oficinas de Emproacsa en la Avenida del Mediterráneo./Foto: LVC
Sede de las oficinas de Emproacsa en la Avenida del Mediterráneo./Foto: LVC Figueroa
Sede de las oficinas de Emproacsa en la Avenida del Mediterráneo./Foto: LVC

Puso de moda una máxima, si se vota con coherencia ganará el PSOE. Fue durante la campaña de las andaluzas y su autor fue socialista, claro está, el entonces candidato al Parlamento andaluz, Esteban Morales. 

El alcalde de Puente Genil, portavoz del PSOE en Diputación y presidente de Emproacsa (tiene más títulos que Mourinho y la desaparecida Duquesa de Alba) no obtuvo los votos necesarios y no salió elegido diputado autonómico y, en consecuencia, no dimitió de su multiverso de cargos políticos para centrarse en la faena regional. Y, ahora, los problemas se le acumulan de mala manera.

El agua, que sale tan fresquita de un botijo de La Rambla, no sale algunos días de los grifos de Puente Genil y, esta semana, también ha sucedido lo propio en Añora. Pero eso no es todo, porque el bombeo de La Colada a Sierra Boyera, que debe paliar momentáneamente la sequía en el norte de la provincia no va en plazo.

Vox se quejaba esta semana de que no había plan b y que los responsables del PSOE y el PP se dedicaban a cruzar acusaciones mientras falta lo que da al planeta la vida, el líquido elemento. No les faltaba parte de razón, pero tampoco es menos cierto que el PSOE, con sus racionamientos bolivarianos, anda cortito de gestión y lo de convertir todo suelo patrio en la nueva Venezuela se le da de lujo.

En ese apartado no es conveniente caer en el error de hablar de socialdemócratas de los de antes (para referirse a Morales, entre otros), porque todos obedecen al sanchismo sin rechistar y, si no se está de acuerdo, es tan fácil como pedir la cuenta y un guardia, por si acaso.

Pero el asunto que aquí ocupa es que el agua es escasa y que la empresa que dirigen los socialistas no parece medianamente gestionada. Repartir agua no es tan “sencillo” como regar con los fondos europeos a todo hijo de vecino con la esperanza de volver a ese PRI, a ese sistema clientelar que mantuvo a los socialistas cuatro décadas en la poltrona andaluza. 

Cuando uno no tiene para regar los campos o dar de beber a los animales que son su medio de vida, cuando no se puede duchar o tiene que gastarse el dinero en botellas ‘pa´por si’, cuando echa gasolina a dos euros, cuando le viene una factura de luz o gas que da más miedo que una novela de Stephen King, cuando comprar cuesta el doble que hace un año… entonces no hay PER ni mínimo vital que lo resista, por muy socialista que se sea. Las ayudas están bien para quien no las paga a base de impuestos, pero suponen malvivir en una ruina que siempre a convenido a los regímenes comunistas, bolivarianos o castristas. El pobre es fácil de controlar, máxime cuando a la hora de la gestión se es manifiestamente inútil.