Paradojas de la vida, en el peor momento de respaldo popular del PP a nivel estatal la cuota de poder municipal conseguida por la fuerza popular en Córdoba puede considerarse uno de los mejores resultados en toda la historia del Partido. A la altura del obtenido en 2011 cuando incluso se alcanzó el control de la Diputación Provincial.
Al mantenimiento de los tradicionales feudos del Valle de los Pedroches, y de otros como Espiel, Obejo, Cabra, Cañete o Bujalance, se han sumado dos mayorías absolutas con pinta de perdurar en el tiempo, Priego y Pozoblanco. Y el gobierno de Córdoba capital, donde si Jose María Bellido aplica todo el talento y conocimiento que atesora puede darle alcaldía para años.
Muy significativa la presencia del Presidente de la Junta en la toma de posesión del nuevo alcalde de Córdoba, no en vano sólo Bellido ha sido capaz de recuperar una capital para el PP frente a la vuelta a las catacumbas de Huelva y Sevilla, el desaguisado de Jaén y el refrito de Granada.
Y para remate, se le ha birlado a la izquierda municipios como Baena, Castro del Rio y la Rambla, esta última con el bueno de Jorge Jiménez al frente, todo un referente en la militancia del centro derecha cordobés.
La herencia provincial que la gestión de Jose Antonio Nieto dejó a Adolfo Molina no era nada mala. La actuación posterior del presidente egabrense y su equipo de dirección, donde merece especial mención el vicesecretario de organización Antonio Repullo, ha conseguido un ambiente en las principales juntas locales que ha germinado con una muy relevante cuota de poder municipal.
El próximo congreso provincial puede ser la pasarela para el futuro de un partido renovado y fuerte, en tiempos de oleaje y tormentas a levante y a poniente.
Todo lo contrario que en el patio de la Av. del Aeropuerto. A la pérdida de la alcaldía de Córdoba, por la inocua acción política de Isabel Ambrosio, se suman un sinfín de cuitas fraticidas en el PSOE cordobés que le han provocado pérdidas de destacados gobiernos locales y el mantenimiento de otros por los pelos, caso de Montoro, pero con el surgimiento de grupos con concejales escindidos de las filas socialistas que abonan la incertidumbre sobre el horizonte.
Todo apunta a que el crónico frentismo del socialismo cordobés sigue, hoy avivado por la guerra entre susanistas y sanchistas. No obstante, la propia debilidad de estos últimos, representados en la provincia por Carmen Calvo, puede salvar a Antonio Ruiz en la presidencia de la Diputación con codazos por las vicepresidencias.
Aunque hay quien apuesta porque Ferraz aparte a la vicepresidenta como su “delegada” en Córdoba, porque nunca ha sido considerada persona de partido, y apueste por alguna voz con más autoridad entre las agrupaciones locales para corregir lo que muchos piensan que debió enderezarse en el último congreso provincial.