El cuarto de estar de la ternura (10 a 1)


Cambia de esta forma tan sencilla, tan bella y tan humana la percepción de las otras cosas y asuntos del mundo.

Tengo unos amigos (qué importante para la vida es tener buenos amigos) que un día propusieron dentro del garaje de bocatas montar un chill out,  una pequeña sala de estar. La intención no es otra que acoger a las familias que vienen a recoger alimentos y para que las joyas de la corona de bocatas, que no van a salir  ya nunca del estado venido a menos en el que se encuentran por las tantas heridas que llevan acumuladas, puedan estar y descansar en buena compañía.

Manos a la obra y con gran cantidad de donaciones: alimentos, dinero y muebles se ha montado esta sala de estar en un apartado del garaje. Poco a poco va mejorando. Un amigo ha puesto una pantalla de cine y un par de luces para iluminar mejor el espacio, otro ha puesto cortinas para darle a la sala un poquino de intimidad. Otro ya me ha propuesto aislarla con paredes de cristal y así poder caldearla un poco en invierno con alguna estufa (¿a algún lector le sobra una?).

En fin, que en el andar cristiano de la vida, surge de nuevo un espacio imprevisto que hace esta vida más agradable, humana, acogedora. Su efecto no es solo aprovechable por los que pueden utilizar la sala directamente, sino que es una ayuda para aquellos a quienes este espacio les toca el corazón.

Cambia de esta forma tan sencilla, tan bella y tan humana la percepción de las otras cosas y asuntos del mundo. Cambian los criterios de fondo que creíamos innegociables y consolidados -a veces demasiado duros y descarnados-, por otros más sensibles al prójimo, a nuestra necesidad de ser amados y de amar. Y acaba uno más contento, más feliz, menos abrumado por el mal de los demás y el propio, con más ganas de construir, de avanzar en la vida, de darse a los demás.
Es un fenómeno este -los cristianos le llamamos conversión-  sanísimo, que nos renueva individualmente y como sociedad.
Individualmente es muy interesante el cambio: pasa de pedir 10 y dar 1 a pedir 1 y dar 10.
Socialmente, Cosas y espacios como la sala de estar de la ternura que mis amigos se han inventado tiene justo esto: que es universal, que pone las bases para continuar produciendo una civilización a la altura del ser humano.
Y uno lo lee y le dan ganas de abrir «salas de la ternura» allí donde está. Y así, poco a poco, a lo largo del suceder de las generaciones y épocas, se abole la esclavitud, se humanizan las cárceles, se acompaña a los enfermos con ternura e incluso se podría empezar a responder a grandísimos desafíos que nuestro mundo de hoy tiene pendientes como la inmigración y que el Mediterráneo sea ahora mismo una gran tumba de la humanidad. Pero eso ya da para otro artículo.
Con la sala de la ternura de los bocatas.
www.bocatas.io