Un mal despertar


Suena el despertador y la radio  me vuelve a sobrecoger con la noticia de que un menor ha sido mal tratado por otros compañeros cuya edad no supera los 10 años. Esta vez ha sido en Sevilla, en un colegio público.

¿Qué está ocurriendo, que está ocurriéndonos?¿Qué educación están recibiendo los niños, adolescentes y jóvenes de nuestra sociedad actual?

A pesar de que pueda resultar reiterativo, creo necesario volver a hacer referencia a lo que estamos viviendo estas últimas semanas; muerte de menores por ingesta de cantidades enormes de alcohol, abusos y malos tratos a niños de apenas 7 años en el patio de un colegio, acoso y persecución dentro y fuera de las aulas de los colegios.

La decadencia de valores que estamos sufriendo está teniendo su reflejo en la sociedad actual. Los padres hemos hecho dejación de nuestras funciones y pretendemos que la educación parta y se imparta en las clases, en los colegios, tratamos a los hijos más de colegas que de hijos, no somos capaces de decir que no aunque veamos que lo que quieren no es lo mejor para ellos, y estamos viendo que esto no es suficiente.

Las instituciones públicas también se relajan en la toma de medidas oportunas, tanto que el colegio al que pertenece el menor de 7 años maltratado esta semana y que está ingresado en un hospital sevillano con fuerte traumatismos en cabeza y abdomen, ha decidido que sigan todos en el colegio y que no se junten en los recreos los “supuestos” acosadores con la víctima. Es cosa de niños, que lo arreglen entre ellos. Colegio público, por supuesto. Si esto hubiera ocurrido en uno concertado y no se hubiese abierto el protocolo oportuno, aún antes de que se hubiesen producido los hechos…., otro gallo cantaría.

Hay gran cantidad de frases hechas que aparecen en el Facebook y que todos o casi todos les damos a me gusta. Por ejemplo la de “de casa se viene educado y en la escuela se enseña contenidos”. Tampoco estoy totalmente de acuerdo con ello. La obligación de educar corresponde en primer lugar a los padres, de eso no hay la menor duda, pero también nos corresponde a toda la sociedad, y por tanto, a los profesores de los colegios en los que nuestros hijos se educan y con los que pasan más tiempo, si cabe, que en casa.

Pero nuevamente nos hemos de cuestionar en qué estamos fallando, qué es lo que está ocurriendo para que cada vez niños con menos edad sean víctimas de las circunstancias que los educan y rodean.

La supuesta “liberación de la mujer” ha hecho que las madres estén todo el día ocupadas con el trabajo, la casa, la compra, la comida, la, la,….. y que los niños compartan su tiempo entre las horas de clase y las pantallas de los “elementos tecnológicos”.

¿Cuándo dedicamos el tiempo necesario para la formación a nuestros hijos, cuando debatimos con ellos lo que está bien o está mal, cuándo resolverles las dudas que se les presentan ante lo que está ocurriendo?

Pues creo que tendremos que volver a plantearnos qué hacer.

Qué hacer para evitar que niños menores de edad agredan a otros con una brutalidad enorme, que acosen a sus compañeros y vecinos hasta llevarlos a la desesperación y a cuestionarse si es mejor vivir o morir, cuando a la edad que tienen habrían de estar jugando a la pelota o a cualquier otro juego compartido con ellos.

Se está perdiendo la inocencia de los pequeños, y un mundo sin ella se volverá con el tiempo en un mundo aún más decadente, donde la maldad se asentará irremediablemente.

Sigamos haciendo esfuerzos por salir de este relativismo moral y social, reconozcamos la fuerza de los valores para el buen desarrollo del niño como persona.

Queramos un mundo mejor.