Directos al corazón


Así son los comentarios de los alumnos que terminan una etapa importante en su vida en relación a su educación. Directos al corazón de sus profesores, y particularmente, de sus tutores.
Hace apenas una semana los alumnos de 4º de ESO de mi centro, se graduaban. Terminaban un periodo académico decisivo en su futuro, bien para marcharse e incorporarse al campo laboral, o bien para continuar formándose en cursos superiores en ciclos o bachillerato en el mismo centro o en otro diferente.
Y ahora, cuando ya los sentimientos han comenzado a reposar, analizo con cierta objetividad lo que supuso ese día y ese acto para toda la comunidad educativa.
Cuando comenzamos los cursos, el planteamiento en relación a nuestros alumnos suele ser el mismo. ¿Seremos capaces de enseñarles algo nuevo, de transmitirles algo bueno? Cada promoción nueva que llega al centro es radicalmente distinta a la anterior. Alumnos con otros valores, pensamientos, principios e incluso sentimientos, pero todos comparten la inocencia que les da la edad. Nos preguntamos qué y cómo podríamos hacerlos partícipes de nuestro conocimiento, de la mejor manera de que asimilen el contenido de la asignatura para plasmarlo en su vida. Pero resulta que al finalizar el curso y hacer análisis del mismo, nos damos cuenta de la enorme fortuna que hemos tenido de poder compartir con ellos todo un curso y de que es mucho lo que hemos aprendido de ellos.
A veces las tutorías no cuentan con las horas necesarias para mantener una relación profunda con los alumnos, pero como en todo, no es la cantidad, sino la calidad de lo que se comparte. Y esto lo pusieron de manifiesto la noche en que los protagonistas del acto abrieron sus corazones y nos hicieron partícipes tanto a mi compañera de curso como a mí, de cuáles eran sus sentimientos hacia nosotras. Cómo valoraban nuestros consejos, nuestras charlas, nuestros silencios, nuestro acompañamiento día a día y hasta nuestros enfados en determinadas ocasiones.
Prepararon un acto en el que no les faltó ningún detalle hacia sus compañeros, profesores ni hacia ningún miembro de la comunidad educativa. A pesar de que esa semana fue la fuerte de los exámenes de la tercera evaluación, trabajaron duramente en la preparación de los discursos, en la elaboración de los recuerdos que hicieron y entregaron con un tremendo cariño, en la reserva y recogida de los ramos de flores para sus tutoras, etc.
Nosotras no teníamos ningún discurso preparado para ellos, ya que considerábamos que ese era su día, ellos los auténticos protagonistas y no debíamos ni podíamos robarles ni un minuto de su tiempo. Pero como las cosas pasan porque tienen que pasar, ellos decidieron que nuestro discurso, nuestras palabras, serían las que nos escribieron para ponerlas en nuestra boca. Unos discursos cuyo contenido soy incapaz de transmitir por la profundidad de sus reflexiones y sobretodo, por la carga tan enorme de sentimientos en ellos contenidos. Aún se me pone la piel de gallina cuando recuerdo el emotivo momento vivido entre todos.
Otra promoción que termina, alumnos que partirán hacia distintos destinos, otros se quedarán en los cursos superiores, pero todos habrán dejado un trocito de ellos en nuestras vidas y en nuestros corazones. Y ellos lo saben, como saben que siempre estaremos ahí para ellos cada vez que necesiten cualquier cosa de nosotros. Y es por eso que nuestros alumnos, siempre van con nosotros, directos al corazón, donde se quedarán mientras vivamos.
Gracias por todo, queridos alumnos.