Diario de un confinamiento: Días 38 y 39 . Perfiles falsos.


Super Simon

Decidí, como les avisé, tomarme el domingo de descanso en cuanto al diario se refiere. Y en efecto, no escribí en el diario pero sí asistí a una página más de la rocambolesca historia de la democracia española y los lapsus. Y tuve que tomar unas declaraciones y tal. Y me hubiera puesto al final del día un dry Martini con aceituna mientras asisto al derrumbe constitucional-por-nuestro-bien si yo bebiera, pero opté por una Pepsi Light y una lata de atún en plan mili. Porque yo hice el servicio militar para comprobar cómo en dicho estamento se cumplían órdenes. Algunas ciertamente absurdas o caprichosas – me forman de a dos, limpien la bocacha bien, te toca la tercera imaginaria- pero es lo que tiene las órdenes: que no se cuestionan.

Así que el domingo transcurrió con el apasionante debate epistemológico de si orden o lapsus. Susto o muerte. Minimizar o capar. Todo se había liado, como saben, por un general de la Guardia Civil que está al mando del asunto de la seguridad nacional y confinamientos en orden, y anda vigilando los bulos y las expresiones incorrectas que crean pánico en la población infantil – por extensión, toda la española- y aumentan el estrés sobre el sufrido Gobierno del Estado Ex – pañol de Alarma. Saltaron las alarmas constitucionalistas durante todo el domingo pero han sido apagadas definitivamente en este lunes, entre aplausos de los seres humanos que se dan cita en la sala de comparecencias, lapsus y mascarillas profilácticas. Creo que era en ‘La venganza de los Sith’, de la saga de Star Wars, cuando el emperador Palpatine consigue el poder en el senado galáctico y todos los marcianos aplauden, que la senadora Padme Amidala comenta: “ Y así es cómo muere la libertad, con un estruendoso aplauso”. No muy estruendoso, por cuanto las distancias impiden mucho público en la sala, pero sí que a las ocho de cada día la población infantil contribuye con sus palmas.

El lunes ha transcurrido repleto de trabajo. He hecho una pieza que pueden leer aquí, por si les apetece, y eso me ha tenido entretenido casi todo el día. Es bueno que el hombre no esté solo o cuando menos, mantenga la cabeza ocupada, como Iglesias. Tengo momentos de desconexión mental, no lo niego. A veces salta un relé y me quedo con cara de Mariano desconfinado, suponiendo que estuviera desconfinado deportivamente ese señor que ahora parece que no. Me he encontrado con la polémica de si las imágenes del señor Rajoy son de este periodo o de uno anterior al virus chino. Los acólitos de la Secta juran que son imágenes reales, como las del Yeti por un bosque de Canadá. Y yo no voy a entrar en polémicas porque no tengo tiempo para eso. Ni para comprobar que el 90% de los seguidores del Ministerio de Sanidad en Facebook son falsos. Fake. Bots. Bulos. Como una tesis de Sánchez.

Es el mundo virtual, donde hay bulos que producen estrés gubernamental y otros que pagamos los contribuyentes para que el doctor Simón tenga más seguidores que Beyoncé. Habrá que minimizar eso algún día, ya que de falsedades se tratan. Ah, no. Que esas igual están amparadas por Marlaska y Robles.

En qué malvados y desleales pensamientos me habré perdido a esta hora de la noche…