Los vecinos y la pornografía


Al final aquí todo el mundo quiere salvarnos, aunque unos más que otros.

Hoy se celebra una charla en el Centro de Recepción de Visitantes que tiene por objeto el uso de las denominadas nuevas tecnologías – ya no tan nuevas- y cómo a través de ellas los niños tienen acceso a la pornografía. No es un colegio religioso el organizador ni ningún movimiento cristiano. Seguramente, si así fuera, no tendría el mismo calado en la prensa ni el CRV a su disposición. Pero al ser la federación de vecinos la convocante, muchos acudieron raudos a la presentación y se nos contó con gran riqueza tipográfico-digital este evento que corre a cargo de una autora feminista – por supuesto- y que reflexiona sobre la tesis del poder (capitalista, claro) y la pornografía como herramienta de sometimiento (a las mujeres y los niños).

La federación de vecinos, y el movimiento todo, no es neutral. Ni tan siquiera diverso, como suele pretender una de las banderas que desde esa orilla se promueve. La cosa vecinal es de izquierdas y con tendencia al control y el comisariado. Entiendo que también a la subvención. En una tarde de sábado propone advertir sobre la pornografía, lo cual está muy bien, pero de paso adoctrinar en la dialéctica, el feminismo, y el diablo neoliberal. La izquierda de hoy no es muy distinta a la de anteayer en materia de bajos: si los comunistas soviéticos y cubanos perseguían a los homosexuales, o en la Alemania del Este estaba prohibido el porno y la prostitución por ser  fenómenos decadentemente burgueses, la izquierda actual ha iniciado su cruzada contra los rijosos aunque según y cómo. Porque en realidad, aquellos que abanderan las causas LGTB y Trans y de les niñes, lo que desean es comisariar el sexo y, cómo no, protegernos de nosotros mismos, seres descerebrados y machistas de la sociedad consumista. Al final aquí todo el mundo quiere salvarnos, aunque unos más que otros.

No seré yo el que defienda la pornografía, aunque tampoco quien la condene. No soy ni mejor ni peor por no consumirla y procuro no juzgar para no ser juzgado.

Pero esta banda salvífica de seres de luz vecinales no me resultan creíbles ni veraces cuando tratan sobre los riesgos de la pornografía en los niños y la hipersexualización de la sociedad, y callan ante las declaraciones de ese cencerro ministerial e iletrado que es la Montero y su proclama sexual-afectivo-infantil, o ante toda la legislación pansexual que en España se está llevando a cabo, como si no hubiera problemas de verdad. Para hipersexualización, el consejo de ministros y todos los medios de difusión progres – desde el cine hasta los nuevos podcast- que llevan metiendo polvos y lodos en todas las tramas, guiones, escenas, anuncios, canciones, vídeos y programas de televisión, desde el felipismo hasta ahora. Que tenemos memoria, muyayos. Seguido por el monotema de la Guerra Civil y la maldad franquista de Franco presente aún y Arriba España, bien regado de dinero público durante lustros para desembocar en la indiscutible – so pena de cárcel- ley de Memoria Tralará y sus cerebros ya lavados.

No obstante son ustedes libres de acudir  a la charla o de no hacerlo, faltaría más. De momento hay libertad para cosas así hasta que los prohibicionistas campen a sus anchas y subvenciones. Y si de verdad quieren indagar más en el asunto y desde esa perspectiva, lean libros. La socióloga Eva Illouz es una recomendación que me permito dejar aquí.

Y que tanta elevada concepción de la vida no se limite al postureo vecinal de una tarde de sábado.