¿ Y la cabalgata?


Empezamos un nuevo año, cargado de ilusiones y nuevos propósitos, unos se cumplirán y otros ni siquiera comenzarán a desarrollarse.

Entre los más firmes y apremiantes para mí, y que ahora mismo pienso que serán ininterrumpidos, está el de no dejar de escribir sobre los temas que me causan sentimientos,  reflexiones o cualquier otra emoción que quiera compartir con vosotros.

Y hoy yo quería comenzar compartiendo alegrías.

La alegría de tener salud y vida para empezar a afrontar el 2019. La alegría de disfrutar de una buena familia, que va aumentando, a la que adoro y me quieren de verdad. La alegría que nos proporciona esa otra familia que elegimos y que es tan importante en nuestra vida, los amigos, el tener un trabajo en el que además, disfruto enormemente. En fin….., son muchas las alegrías que tenemos cada día, por las que dar gracias y que hacen que afrontemos el presente con mucho entusiasmo e ilusión, y que queramos desear lo mismo para todos aquellos que nos rodean.

Lo cierto es que no quería que esta primera reflexión fuera una crítica, y menos, sobre algo que siempre me ha encantado, que ha hecho del día 5 de enero, uno de los más bonitos de mi vida desde que era una niña, la caravana-desfile-cabalgata-…, la verdad, no sé cómo llamarla, de los Reyes Magos.

Es abrir las redes sociales y empezar a salir comentarios, memes, críticas, un sinfín de opiniones, todas negativas, acerca de la inmerecida cabalgata de Córdoba. No quisiera hacer leña del árbol caído, pero creo que ya es hora de que reivindiquemos lo nuestro sin temor a herir sensibilidades. La cabalgata tiene un contenido religioso que no puede negarse, transmite a todo aquel que la ve, el momento de la adoración de los Reyes Magos de Oriente al Niño Dios que hace apenas unos días, nació en Belén. ¿A alguien que vio el desfile del día 5, le sugirió esto, le recordó en algún momento lo que en realidad significa una cabalgata?

¿Dónde han quedado las que, comenzando con una muestra de los dibujos animados más importantes del año, llámese personajes de las películas de Disney, (lo propio de los niños pequeños) seguían con carrozas en las que una tras otra iban desde la Anunciación por el Arcángel San Gabriel a María de que iba a ser la madre del Hijo de Dios, al viaje en burro de S. José y la Virgen embarazada hacia Belén, la posada, repleta, en la que no le podían dar cobijo, el Portal de Belén, en el que no faltó nunca ni mula ni buey, o aquellas llenitas de pastorcitos, que sin dejar de cantar villancicos, acudían cada uno con lo que tenía a adorar al Niño, para continuar con la huída a Egipto, y culminar con las de los pajes de sus reales majestades seguidas de las de los Reyes Magos, más bonitas y engalanadas que las demás que cerraban el cortejo? Todo hacía referencia al acontecimiento que celebramos en la Navidad: El nacimiento del Hijo de Dios y su adoración por pastores y magos.

Después de verla, todos nos disponíamos a volver a casa y prepararla para la llegada de sus Majestades, entusiasmados, emocionados hasta el límite de las lágrimas por no podernos dormir de los nervios.

Hoy, se pretende, bueno, se pretende no, se ha vaciado totalmente de contenido. En realidad, no sé qué es lo que se quiso representar, porque  ¿qué significa un dragón chino o dos gatos cabezudos enormes en una cabalgata?¿ Y el autobús del Jardín Botánico en que un personaje, no reconocido por ninguno de los que estaban próximo a mí y a mi familia, repartía naranjas mandarinas? ¿Y la música de reguetón?

Los niños preguntaban a sus padres, qué era ese autobús, o por qué estaban los bomberos, o qué representaban esta o aquella figura irreconocible para ellos.

Son muchas las cuestiones que quedan sin respuesta ante semejante caravana, más propia de carnaval que de la fecha en cuestión. ¿Cómo se quedarían los espectadores si al acudir a la batalla de las flores apareciera un portal de Belén o Blancanieves y los siete enanitos ? Así nos quedamos los que acudimos a ver una cabalgata de Reyes Magos y nos encontramos con lo que vimos.

Y sí, desde aquí aprovecho para protestar, no estoy nada de acuerdo con lo que se está haciendo. Respeto, se exige respeto para todo y para todos, pero, ¿dónde está ese respeto para los que exigimos que las tradiciones no se vacíen de contenido y tengan la misma significación que para lo que nacieron?

He dicho que uno de mis propósitos era compartir todo aquello que me provocara emociones o sentimientos especiales. Y ciertamente, la cabalgata lo consiguió. Indignación, coraje, enojo, y un sinfín de adjetivos más, que por prudencia omito.

No es lo que yo hubiera querido que mis hijos vieran de pequeños, y ahora, siendo abuela, no es lo que quiero que mis nietos vean ni consideren como normal. No creo que despierte en los pequeños aquellas emociones e incluso tiriteras por los nervios de saber que ya estaban aquí, que ya llegaban a casa, que nos dejarían lo que hubiésemos merecido.

Sé que no está nada bien comenzar el nuevo año criticando, no hubiese querido yo hacerlo así, pero creo que no nos dejan otra salida.

En fin, esperemos que vaya cambiando la cosa para mejor, y dentro de lo que tenemos, me gustaría desearos a todos Feliz Año Nuevo, con ganas e ilusión por hacer las cosas cada día un poquito mejor.