No dejes de soñar


Qué difícil es en estos días no dejar de soñar.
Son tantas las noticias que nos llegan por todos los medios acerca de lo que está ocurriendo que ya, difícilmente podemos mantener una conversación (los que tengamos la suerte de vivir acompañados) que no trate sobre el tema. Y ciertamente es tan importante, tan impactante y a veces para mí, tan irreal, que no se nos va de la mente, ni de la boca, un segundo.
Y digo que a veces para mí es irreal porque me da la sensación de estar viviendo como si se tratase una película, de esas malas que suelen poner en cualquier cadena de televisión a medio día los sábados y los domingos que tan bien nos sirven para poder echar la cabezadita de rigor. La invasión de la tierra por un virus invisible que trastoca todo el sistema establecido.
Pero no es una película. Es la realidad y toda nuestra vida ha cambiado. La nuestra y la de todos los que nos rodean. Nuestros hábitos, nuestras costumbres, que a veces nos hacen ser un poco como máquinas, han quedado relegados para sufrir una reprogramación y hacer frente a esta situación. Si nos lo hubieran dicho, no lo hubiéramos creído. ¿Cambiar mi forma de actuar, de hacer, de comportarme, de la noche a la mañana? ¿Que los niños iban a permanecer encerrados en casa un día tras otro y podríamos sobrellevarlo sin volvernos locos? Y es que somos material totalmente moldeable y capaz de dar lo mejor de nosotros mismos cuando las circunstancias lo exigen. Hasta somos capaces de olvidar el “yo” para pensar más en el “tú”. Y esto hoy día…es muy difícil.
Todos los que nos encontramos bien de salud no podemos sino agradecer día a día, minuto a minuto seguir así. Y es el momento para hacer por los que no la tienen lo que podemos, que no es otra cosa sino rezar y mostrarles todo nuestro apoyo, principalmente cumpliendo con la tardía consigna de #quétateencasa#.
Rezar por los difuntos, por los enfermos y por todos aquellos que están en primera línea, en la trinchera, exponiendo sus vidas por y para nosotros.
No me gustaría dejarme a nadie atrás, porque todos los que están trabajando en esta difícil situación, todos, realizan una labor encomiable. Pero fundamentalmente por lo que supone para nuestras vidas, hemos de reconocer y valorar más aún, la labor de nuestros sanitarios.
Circulan por redes sociales las llamadas de atención de si nos olvidamos de los que recogen las basuras y los desperdicios, de los que reponen en las tiendas y comercios para que no nos falte la comida, de los trasportistas, de los cientos y miles de personas, gracias a las cuales podemos seguir viviendo. Y no, nos olvidamos de ellos. Pero cuando es la salud la que está en juego, que difícil es ponerla en la balanza con cualquier otro bien. Y no solamente es que los sanitarios están ahí, es lo que les toca por su profesión, pero cómo están. Sin recursos, sin medios con los que también proteger su integridad física y la de los suyos, y no nos podemos permitir que se contagien o caigan extenuados como ya está ocurriendo. Los necesitamos y mucho, y los necesitamos en condiciones para que nos puedan seguir atendiendo, para que puedan terminar lo antes posible con esta locura que nos está quitando el sueño y los sueños.

Y aunque suene muy triste, los sueños que teníamos para estas fechas que se aproximan o para las siguientes, han quedado relegados, guardados en un cajón, hoy no nos permitimos soñar. Nuestra meta más inmediata es saber cuándo terminará de subir la curva, esa maldita curva que no baja, que se está llevando por delante a miles de personas y está dejando destrozadas a muchísimas familias, con ni tan siquiera poder velar ni acompañar a sus seres queridos en estas horas durísimas.

Pero a pesar de todo, por duro que se deje ver, esto pasará. Y además tengo el convencimiento de que saldremos reforzados, y nuestros sueños volverán a ocupar un lugar muy importante en nuestras vidas. Y habrá que recomponerse y cambiar y volver a empezar en la mayoría de los casos. Y si Dios quiere, será más pronto que tarde.

Por eso, me permito aconsejaros que no dejemos de soñar, y hacerlo en cosas bonitas. En una sociedad libre de este maldito virus, en una sanidad con los profesionales y los medios suficientes para poder atender a su población, en los seres humanos preocupados los unos por los otros, en abrazos, en besos, en achuchones a los que queremos…soñar que ya mismo se hará realidad.

No dejes de soñar….