Transparencia y un poco de honestidad


No estaría mal que aquellos que tanto interés muestran en la Mezquita Catedral, miraran a Granada y se preguntaran por qué aún su plan director data de 2007

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Interior de la Mezquita-Catedral de Córdoba./Foto: LVC

Esta semana, como ha ido informando La Voz y numerosos medios de comunicación social, el Cabildo Catedral de Córdoba daba a conocer su propuesta para un Plan director de la Mezquita Catedral. Y digo bien cuando hablo de propuesta, ya que ahora deben ser los técnicos de la Dirección Territorial de Cultura de Córdoba y, más tarde, los que correspondan en la Consejería de la Junta, quienes estudien, revisen, evalúen este plan y propongan las modificaciones oportunas que nos lleven a obtener un documento extraordinario que se convierta en la hoja de ruta o eje para los próximos diez años.

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Autoridades asistentes a la presentación del Plan Director. /Foto: LVC

No obstante el Cabildo, en aras de su compromiso con la transparencia, ha querido que sea toda la ciudadanía quién conozca y tenga la oportunidad de escrutar dicho plan, con el objeto de que dispongan de primera mano y no a través de terceros, de toda la información y puedan, con total libertad, elaborar sus propios juicios e incluso elevar sus proposiciones que vengan a sumar y aquilatar un proyecto en el que todo aquel que así lo desee ayude al Cabildo a encontrar las mejores soluciones. Ese ha sido siempre el espíritu de esta institución y lo seguirá siendo siempre.

 

A pesar de ello, en los últimos tiempos, el Cabildo de la Catedral ha sido criticado injustamente y vilipendiado y acusado de espoliador, de negligencia en su responsabilidad, usurpador, de apropiación indebida…, y un largo etcétera que quizás no toca detallar en este artículo. Pero sí que no puedo pasar por alto el desmentir cierta calumnia, media verdad o manipulación informativa cuando se sigue afirmando en algún medio y por parte de un sector minoritario de periodistas, políticos (y otros) con intereses ideológicos determinados que aseveraban, por un lado, que la Mezquita Catedral no poseía un Plan Director; y por otro, que era la única Catedral y también monumento Patrimonio de la Humanidad que no tenía un Plan ajustado a la normativa vigente y que ponía en peligro la declaración de un bien Patrimonio de la Humanidad.

 

Con respecto a lo primero, la Mezquita Catedral tenía un Plan Director desde 2001. Y lo explico. Tras el Plan Nacional de Catedrales aprobado en 1997, la Junta de Andalucía encarga a los arquitectos conservadores de la Mezquita Catedral la elaboración de un Plan Director. Este se entrega en el año 2001.  Tras ser informado por la Consejería, se devuelve para introducir modificaciones. Los arquitectos conservadores vuelven a presentar un texto refundido en 2003, del que  poseemos el documento de entrega por el registro. A partir de ese momento, no se recibe nunca un informe favorable ni desfavorable. Ese silencio administrativo nos ha permitido durante todos estos años acometer prácticamente todas las estrategias propuestas, que se han materializado en proyectos de ejecución y que se han llevado a cabo siempre bajo la supervisión y aprobación de todas las administraciones, autonómica y local. Agotada la ejecución prácticamente de todo ese primer Plan Director es lo que ha permitido, en silencio y alejados del interesado torbellino mediático, trabajar estos años la nueva propuesta que acabamos de presentar. Y esa es la verdad, le pese a quien le pese.

 

Con respecto a lo segundo, es decir, que los miembros del Cabildo son tachados de desalmados, (ya que mantenían un monumento como el que nos ocupa sin estar ajustado a la normativa pertinente) hemos de decir lo siguiente: que muy mal no lo estaríamos haciendo cuando el Ministerio de Cultura nos concede el Premio “Ciudades Patrimonio de la Humanidad” en su edición de 2009, a los arquitectos conservadores por sus intervenciones en la Mezquita-Catedral, y que la propia UNESCO considera de Valor Universal Excepcional la Mezquita Catedral por el mantenimiento de su autenticidad e integridad en 2014. Pero, es más, y es que en la primera oleada de los planes directores sobre Catedrales, tras la ley de 1997, la Mezquita Catedral fue de las primeras de España en tenerlo.

 

Una vez que se revisa el Plan Nacional de Catedrales en 2012, y a tenor de la Ley de Patrimonio Histórico Español, La Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía y teniendo en consideración las directrices y propuestas de la UNESCO de 2008 y 2014, con este Plan Director, presentado en estos días, la Mezquita Catedral sería la segunda Catedral y el tercer bien Patrimonio de la Humanidad en España, sin temor a equivocarme, que puede disponer de un plan intachable. Por ejemplo, la Catedral de Santiago de Compostela tiene un plan director aprobado en 2014, y los Dólmenes de Antequera en 2018.  Y paren de contar. Nadie más. Nuestra querida Madinat al-Zahra se encuentra en redacción. Y las demás Catedrales y bienes Patrimonio de la Humanidad en España aún les resta un trabajo que realizar, y no estaría mal que aquellos que tantos ojos e interés muestran en la Mezquita Catedral, miraran a Granada y se preguntaran por qué aún su plan director data de 2007.

 

A los aventajados periodistas y aquellos políticos que necesitan el titular diario y que han perdido el asiento y el aposento para reflexionar y trabajar, – más esas figuras que viven de la imagen y por cobrar firman lo que le pongan por delante como pasó en la famosa comisión consistorial en contra de la Mezquita Catedral-, más les valdría estudiar, informarse, ocuparse y preocuparse para no quedar como “Cagancho en Almagro”. Y en particular, a algunos periodistas, los animo a algo que es una verdad de catón en esta profesión; contrastar, ir a las fuentes, dejar atrás el sesgo ideológico e informar con la verdad. El periodismo es una vocación maravillosa y exige dedicación, rigor, conocimiento y ante todo, honestidad.

 

Este plan director de la Mezquita Catedral no es el final de un trayecto, sencillamente es una propuesta realizada con humildad, estudio, trabajo, rigor, multidisciplinar, y que nace con la vocación de ser enriquecida por todos, y tutelada y animada por las administraciones competentes. Porque a nadie se le olvide que los canónigos que conforman el Cabildo no son unos temerarios inanes. Se toman muy en serio la responsabilidad encomendada. Y, siempre, y digo siempre, bajo la tutela de la Administración competente.