Domingo del Buen Pastor


El Señor, que no solo habla sino que nos enseña con su propia vida, es el mejor líder al que se puede seguir ciegamente

“Mis ovejas escuchan mi voz y ellas me conocen”, nos dice al corazón el Corazón de Cristo en este domingo radiante, en que celebramos al mejor Pastor que podríamos tener.
Nos ha elegido Él, nos lleva a sus mejores pastos, nos cura las heridas de la vida, nos levanta cuando caemos y nos busca si nos perdemos por los senderos que este mundo nos ofrece como jugosos, pero conducen a la muerte segura. No somos ningunos héroes por ser cristianos, pero sí unos mimados por ser parte de este redil De la Iglesia, santa y pecadora a la vez; santa porque es fundada por el Santo de los santos y pecadora porque la formamos seres de barro manchados y mejorables siempre.

Dios no desprecia ninguna de sus criaturas por pecadora que sea, pero la llama a sus pastos suculentos en lugar de los desiertos que muchas veces elegimos, buscando una felicidad que no acabamos de encontrar lejos de Dios. Por eso el cristiano no nace, sino que se hace, siguiendo la voz del Buen Pastor o se deshace escuchando otras voces traidoras que no conducirán nunca al Cielo, por mucho que nos empeñemos en blanquearlas y justificarlas.

No es cualquier pastor el que nos dice que le sigamos, sino el que nos creó, nos llamó a la existencia y nos prepara un sitio junto a Él en la Eucaristía y en la Gloria. Pero hay que decidirse ya; quizá mañana sea tarde. Disfrutemos la vida, pero con Dios, que nos dirá lo que es bueno y lo que es veneno, lo que nos conviene y lo que nos matará eternamente.

Por eso, el Señor, que no solo habla sino que nos enseña con su propia vida, es el mejor líder al que se puede seguir ciegamente. Los demás, son solo carne para la carroña. ¡A seguirle siempre!

Feliz Domingo del Buen Pastor a cada uno y vuestras familias.