Sobre el futuro de Cataluña, del País Vasco o del último rincón de España como hipotético nuevo estado independiente del resto decidimos todos los españoles o no decide nadie. Esa es la regla que consagra nuestra Constitución en su artículo primero. “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” y que preserva el artículo segundo “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.
Romper esa norma, por mucho que le interese a unos pocos, es alterar el principio fundamental de convivencia en esta nación soberana, llamada España, integrada en la Unión Europea. Aunque algunos invitados de la televisión pública catalana consideren que el norte de África empieza al sur del Ebro.
Por eso, lo que está en juego el día 1 de octubre no es la política de un partido o de otro, si nos gusta más Rajoy, Sánchez o Iglesias. El golpe de estado planteado por el Gobierno Catalán y las CUP con el apoyo explícito en el fondo, y en mucho de las formas por Unidos Podemos, busca cargarse el modelo de Estado Español surgido de la Constitución del 78.
Curiosamente grupos políticos y sociales tan distintos, y en algunos casos antagónicos, han coincidido en un objetivo común como medio para conseguir sus fines. La cúpula que queda de la extinta CIU (Mas, Puigdemont, Gordó … ) quieren la ruptura con España como huida hacia delante de un negro túnel judicial por la corrupción que terminará engulléndolos. Ya la senyera no tapa la acción de la justicia, por eso izan la estelada. Los de Esquerra Republicana sueñan con aprovechar la debilidad de los convergentes para ocupar todo el espacio nacionalista, aunque se les ha ido de las manos el control de la nave con tanto pasajero diverso a bordo.
Y peor aún, la CUP y Unidos Podemos que buscan cargarse un sistema político que desprecian: la democracia liberal. Los de las tribus anarquistas de Ana Gabriel, Sastre, y demás “angelitos” para implantar una comuna asamblearia y pasarnos por las armas a los que no pensamos como ellos (Cuidado con el pasado terrorista de algunos de estos elementos: uno de los asesinatos más crueles que cometieron fue colocando una bomba en el pecho de José Maria Bultó, su pecado ser empresario entre otras de la empresa de motos BULTACO ). Los de Iglesias, Monedero, Echenique y compañía quisieran decretar una dictadura bolivariana en todo el territorio nacional, siguiendo los pasos de su amigo y patrocinador Maduro.
Sí, lo que estos camisas negras quieren cargarse es un proyecto nacional que apoyó mayoritariamente el pueblo español y que parieron los gestores de la transición democrática (Suarez, González, Fraga, Carrillo, …). Y que durante cuarenta años han gestionado los sucesivos gobiernos de UCD, PSOE o PP.
Esas tres fuerzas políticas, con sus errores que algunos han sido gordos y si han merecido reproche penal la justicia ha sido implacable pero también con sus aciertos, han gestionado una sociedad con las mayores cotas de bienestar de nuestra historia. Referencia en todo el mundo desarrollado de cómo construir desde una dictadura un Estado democrático, de derechos y libertades, con un modelo de libertad de empresa en el marco de la economía de mercado, y garantizando un sistema público de educación, sanidad y pensiones para todos sus ciudadanos. Y de solidaridad entre todos sus territorios, que es lo que más les duele a algunos que se llaman de “esquerra” y son hijos o nietos de andaluces y extremeños.
Por todo eso, que es mucho, o decidimos todos los españoles sobre nuestro presente y futuro colectivo o mejor que no decida nadie por nosotros. Ni salvapatrias ni revolucionarios iluminados.
ME PARECE GENIAL LA IDEA. PARA ELEGIR AL PAPA NOS DEBERIAN DEJAR VOTAR A TODOS LOS CATOLICOS, SEAN O NO SEAN CRISTIANOS
Estoy completamente de acuerdo con todo lo que dices en tu articulo solo añadiría que lo que les han hecho creer a sus seguidores es que el que no quiera la independencia es un fascista, facha, de derechas, y no lo entiendo ¿como personas tan cultas e inteligentes como dicen ser los catalanes a podido caer en esta vil trampa?. Esta pregunta la haría extensible a todos los de fuera de Cataluña que apoyen esta ilegalidad.