Pensaba yo hablar de la reciente vacunación ventajosa de los sufridos sindicalistas de la Diputación Provincial, que, sin duda, alguna vez habrán formado parte de piquetes de alto riesgo, pero la vanidad y la indiscreción de Carmen Calvo han dejado la actualidad de la pandemia en un segundo plano, al menos a efectos cordobeses.

En principio, la cosa era sencilla. Aunque Córdoba se hubiera demorado en acudir a la convocatoria -habría que depurar también alguna responsabilidad en este aspecto-, su idoneidad para el emplazamiento de la Base Logística del Ejército parece evidente. La ciudad es sede de una brigada de élite y cuenta ya con una unidad importante de mantenimiento de vehículos en el Higuerón. Su posición geográfica como puerta de Andalucía es indiscutiblemente atractiva y también lo es su cercanía a las bases de Rota y Morón. Los intereses de la OTAN no deben ser ajenos al tema. Igualmente es reseñable que se hallen próximas dos empresas punteras, Navantia y Airbus, en el desarrollo tecnológico militar. Incluso el pequeño aeropuerto de Córdoba, inútil hasta el momento, pudiera tener su aplicación en lo venidero. Nadie puede, por tanto, negar los factores favorables que adornan a nuestra ciudad y que, sumados, consecuentemente fueran los que han decantado la elección final del ministerio de Defensa.

Por una vez era posible y casi probable que el Gobierno estuviera tomando una decisión acertada y justa, que debiera haber concitado como poco un consenso tácito entre las fuerzas políticas. Pero su Vicepresidenta lo ha fastidiado con su lenguaraz actuación, que no ha sorprendido a los populares, sino indignado a sus correligionarios. Flaco favor le ha hecho al sanchismo en Andalucía. Parece evidente que los altivos socialistas de Jaén no estarán ya por la labor de estimular una candidatura contra Susana Díaz. He aquí a la verdadera ganadora de la vanagloria nepotista de Carmen Calvo.

Se lo tiene que agradecer en primera instancia a Antonio Hurtado, que anda más desorientado que su pajarita en estos tiempos veleidosos. Ha sido nuestro diputado el que ha descubierto el pastel. “La petición personal de Carmen a Pedro”, que reconoce públicamente en una red social como causa definitiva de la elección de Córdoba, pone de manifiesto, de ser cierta, la inicua comandita de la pareja y, por supuesto, del anunciante, cuya lisonja, aunque borrada inmediatamente después, acredita, si cabe más por su renuncia, la miseria moral del personaje.

Es lo que al cabo ha hecho montar en cólera a los socialistas jiennenses. No tanto el menosprecio de sus méritos, como el compadreo de sus líderes. Tal ha sido la torpeza y el cinismo de Calvo y Hurtado que hasta los socialistas cordobeses han navegado con mucha dificultad en el proceloso mar de las justificaciones imposibles. ¿Qué decir de Rafi Valenzuela, que no se ha sonrojado en su defensa de la vicepresidenta aludiendo a su legítima alegría por un logro de su ciudad, obviando que Carmen había agradecido ese logro a Pedro Sánchez y  Hurtado, siguiendo el conducto reglamentario, se lo había agradecido a ella? Es normal que en la provincia vecina no se traguen la excusa. Yo soy de Jaén y vivo en Córdoba. Podría asegurar mi imparcialidad. Y supongo que la elección de Córdoba es correcta y fácilmente verificable. Pero lo cortés no quita lo valiente. Y mis paisanos de al lado hacen bien en manifestarse y en pedir reprobaciones, siquiera sea para mantener la dignidad que los compañeros de partido han pretendido arrebatarles. El “dedazo” de Carmen Calvo, innecesario, de haber existido, ha resultado ser en todo caso un dedo en la llaga de los socialistas de Jaén, que no van a perdonar a los trapaceros sanchistas que los hayan dejado en ridículo.